Introducción a la filosofía del lenguaje.

Introducción

A pedido de Sofía (como ya todos sabrán el término filo sofía viene del griego φιλεῖν 'amor' + σοφία 'sabiduría', es decir "Amor por la sabiduría"), debemos cerrar el año incursionando en la filosofía. Debido a nuestra orientación académica, es menester acercarnos a ella desde el lenguaje. Intentaremos entonces lograr la difícil tarea de adentrarnos en la filosofía del lenguaje. Ya en Platón podemos encontrar una preocupación lingüística en el "Cratilo", texto en el cual Cratilo y Hermógenes debaten con la intermediación de Sócrates sobre la naturaleza del significado de las palabras. La respuesta la traerá Ferdinand de Saussure aproximadamente 2500 años después: el signo lingüístico es inmotivado (siguiendo la corrección del semiólogo Roland Barthes).

Ya en el siglo XVII, donde afloraron las ideas del iluminismo, el filósofo francés René Descartes se hizo una pregunta que admiró Noam Chomsky. Descartes era una racionalista, es decir un filósofo que acentúa el valor de la razón. Es conocido por su frase "Pienso, ergo existo". Chomsky destaca una pregunta filosófica de Descartes sobre el aspecto creativo del uso del lenguaje. Vayamos despacito. ¿Qué conlleva ser un racionalista? ¿Cuál es su contribución? ¿Qué quiere decir "Pienso, ergo existo"? Justamente el poder pensar nos comprueba que existimos, según Descartes. ¿Los animales saben que existen? ¿Los robots saben que existen? ¿Ellos se ponen a pensar "soy un ser vivo que un día nací y algún día moriré"? Poco probable. Y si no piensan, ¿cómo saben que existen? El hombre sabe que existe, luego de haberlo pensado, es decir de haberlo razonado.

Lo que a Descartes le sorprende, según Chomsky, es que el hombre pueda, a través del pensamiento, actuar de forma creativa. Un animal o un robot sabemos de antemano cómo van a obrar en base a los inputs que reciban. El ser humano no. Si bien estadísticamente habrá patrones, no podemos afirmar en un 100% cómo obrará un ser humano ante un determinado input. Chomsky, 400 años después de Descartes, propone la respuesta a esa pregunta: es nuestra gramática mental la que puede generar potencialmente infinitas opciones distintas.

Esto nos lleva a pensar que lenguaje es sinónimo de pensamiento. Pensemos esto: cuantos más signos lingüísticos conozcamos (recordemos que los signos lingüísticos son la combinatoria de significantes con significados/conceptos), más variedad de ideas para combinar tendremos. ¿Cómo podríamos pensar en algo que no sabemos que existe? Imposible. Ya Platón explicaba la famosa alegoría de la caverna, si estamos encerrados toda nuestra vida en una caverna, no podemos pensar más que en las cosas que están allí. Si salimos, conoceremos más cosas nuevas y, por consiguiente, tendremos más elementos para combinar y más ideas a las que arribar. Y la única manera de conocer es através del lenguaje, es decir ese sistema que describía De Saussure.

En el cuarto viaje del cirujano Lemuel Gulliver, personaje principal del totalmente recomendable libro Los viajes de Gulliver del genial autor británico Jonathan Swift, se desarrolla en una tierra donde habitan únicamente caballos parlantes antropomórficos. Cuando en un determinado momento Gulliver está charlando con uno de los caballos, que se ha convertido en su amigo, le cuenta sobre una mentira X ocurrida en su país natal Inglaterra. No obstante, de repente el caballo lo interrumpe para preguntarle qué es una mentira. Gulliver creía que tal vez había un problema de traducción y que en ese idioma la palabra "mentira" se diría de otra forma. Sin embargo, no era así. En el sistema lingüístico del caballo directamente no existía el signo "mentira". Entonces Gulliver le trata de explicar que "mentir" significa 'no decir la verdad'. Lo cual confunde todavía más al caballo: "¿Pero cómo no decir la verdad? No entiendo". El caballo desconocía por completo lo que era una mentira y lo que implicaba, y ni siquiera podía entender cómo podía existir una cultura en la cual no se dijera la verdad. Imagínense un sistema lingüístico en el cual no existe el signo "mentira", sería totalmente imposible mentir. ¿Cómo podríamos mentir si no supiésemos que existen las mentiras? Todas las redes de pensamiento devienen del capital lingüístico que uno posea.

Vale la pena observar que, en la vida real, el signo lingüístico mentir tiene un significado si es pronunciado por un ciudadano y otro diferente si lo pronuncia un político:

Si le mientes al gobierno, es un crimen. Si el gobierno te miente a ti, es política.

Veamos un ejemplo que muestra empíricamente cómo una mentira afecta el mundo de la vida real. Vamos a suponer que a un signo lingüístico (sl) le podemos asignar dos significados distintos A o B (donde A es la verdad y B la mentira). Tenemos el SL inflación, con dos posibles significados: A - "La pérdida de poder adquisitivo del dinero"; B - "La suba generalizada de precios". Fíjense cómo la imposición de uno de esos significados traerá consecuencias distintas. Si dentro de la sociedad se impone A (que es el significado verdadero como lo demuestra este video), la culpables de la inflación serán los que crean el dinero, es decir los políticos, por lo cual serán ellos quienes recibirán los insultos por proveer a la población de un producto defectuoso. En cambio, si los políticos, a través de los medios de comunicación, logran convencer a la sociedad de que el significado de inflación es B, entonces la ciudadanía insultará a los vendedores que ponen los precios. En otras palabras, los políticos, los verdaderos culpables, provocarán que los ciudadanos se peleen con conciudadanos, mientras que ellos salen indemnes.

En concomitancia con esto, durante el gobierno nazionalsocialista en Alemania había un ministerio de Propaganda, a cargo del ministro Joseph Goebbels. ¿Por qué y para qué un ministerio de Propaganda? Justamente, porque a través de la propaganda, la simbología, las imágenes, el arte, la radio, entre otros medios masivos de comunicación, es donde más se toma contacto con las masas. El Partido Nazi transmitía su pensamiento dentro de la población de manera directa a través de este ministerio, a fin de convencer a la ciudadanía de las ideas de Hitler.


Los políticos suelen tener como práctica adentrar mentiras en el debete público a través de sus influencias y su dinero, repitiéndolas una y otra y otra vez hasta que esas mentiras logran instalarse dentro de la sociedad como si fuesen verdades absolutas. Una vez instaladas en la sociedad esas creencias, son muy difíciles de extirparlas.

Desarrollo

Posteriormente, Roland Barthes, semiólogo francés saussureano, propone en su famoso libro La aventura semiológica el objetivo que lo fascina de esta disciplina (según De Saussure la semiología es la ciencia que estudia los signos, debe su nombre del griego σημειω -semeion 'signo'- y logos 'estudio'; "estudio de los signos"). Descubrir que el mundo está completamente en guerra: una guerra semiológica. ¿Esto qué quiere decir? Que los seres humanos estamos en guerra por la conquista de los signos lingüísticos, en otras palabras, que peleamos eternamente por imponerles a los signos los significados que a nosotros nos favorezcan. ¿Por qué el signo lingüístico políticos tiene como significado "representantes del pueblo" y no "delincuentes, chorros, parásitos, esclavistas"? Evidentemente porque ellos ganaron la guerra semiológica y pudieron imponerle a ese signo el significado que ellos querían. ¿Por qué los esclavistas están mal vistos y los políticos bien vistos si en el fondo hacen exactamente lo mismo, hacernos trabajar para ellos? La diferencia únicamente está en el porcentaje, los esclavistas se quedaban con el 100% de la recaudación de sus esclavos. Los políticos nos sacan con los impuestos "apenas" el 50% de nuestros ingresos. Es conocida la frase "la historia la cuentan los que ganan".

En relación con esto, es representativo y de interés analítico el episodio de la serie estadounidense The Simpsons, "Lisa, the iconoclast" (S07E16). En el mismo Lisa descubre que la historia del gran prócer de la ciudad Jeremías Springfield en realidad era una farsa y una total mentira. A pesar de que Springfield no era más que un pirata criminal, él logra engañar a toda la población y se convierte en un político amado por toda la población (la historia pareciera calcada de algún histórico político argentino del siglo XX, la Argentina muchas veces iguala o supera la ficción). El convencimiento viene siempre a través del lenguaje, en el sistema de pensamiento de los habitantes de la ciudad de Springfield no aparece el conocimiento de que Jeremías era en realidad un delincuente, lo cual provoca que ellos asocien el significante "Jeremías Springfield" con un significado totalmente positivo, en lugar de con uno totalmente negativo, como debería ser.

Enfocándonos en otro signo, ¿Por qué la escuela se llama "escuela" en lugar de llamarse coupiqnacnind (cárcel obligatoria universal para inocentes que nunca han cometido ningún ilícito ni delito). Evidentemente nos han impuesto significados y significantes en nuestros sistemas lingüísticos. Ejemplos de metamorfosis semánticas hay millones, por seguir mencionando casos, cuando quien subscribe era niño/adolescente, el actual feriado del 12 de octubre no se llamaba "Día de la diversidad cultural", sino "Día de la raza"; lo mismo ocurría con el actual "Día de las infancias", antaño "Día del niño". (De todos modos, no siempre todos estos cambios tienen que ver con la guerra semiológica, puede haber casos en los cuales simplemente existen burócratas que no tienen nada que hacer y simplemente proponen cambios estúpidos de nombres para justificar su injustificable sueldo y ponerse a hacer algo -inútil-.)

Enfoquémonos en la palabra "liberal", hija de la palabra posiblemente más bella que pueda existir: libertad. Según el intelectual peruano Mario Vargas Llosas, a esta palabra le fueron cambiando su significado durante el siglo XX. Recordemos que en el siglo XVII esta palabra significaba "generoso" (pueden buscarlo en los diccionarios de la época). De hecho, hay una genial novela corta totalmente recomendable publicada en 1613 por Miguel de Cervantes Saavedra (el autor del Quijote) llamada "El amante liberal" en la cual el personaje principal Ricardo está enteramente enamorado de Leonisa (la esposa de su mejor amigo Cornelio), un amor no correspondido. En un determinado momento Cornelio debe irse de viaje y su esposa queda sola. En este interín es secuestrada por los musulmanes y llevaba a sus tierras. El valiente Ricardo irá a su rescate, aunque incluso ella no sea su mujer. Lo hace de manera "liberal", es decir pura y exclusivamente por generosidad y sin esperar nada a cambio.

Pero volvamos a Vargas Llosas, él comenta que en algún momento del siglo XX la palabra cambió su significado. El ejemplo que pone es que "en el barrio", cuando una señorita volvía tarde de noche a su casa, las "señoras" del barrio la criticaban calificándola de "muy liberal", con una connotación totalmente negativa. En lo que a la Argentina respecta desde principios de siglo (más precisamente desde la crisis de 2001) "liberal" fue prácticamente mala palabra (era tanta la estigmatización social que los propios liberales sentían verguenza de serlo y lo ocultaban, como si ser liberal fuese un peor que golpear a la madre). Ante el rotundo fracaso económico, político y social actual, en los últimos (pocos) años está palabra está volviendo lentamente a recuperar su matiz positivo.

No obstante, está ocurriendo algo curioso. La palabra inglesa liberal (para evitar confusiones, cuando hablemos de la palabra inglesa la escribiremos en itálica, mientras que a la castellana la pondremos "entre comillas") no tiene el mismo significado que su homómina castellana. Los "liberales" argentinos no comparten las mismas ideas que los liberals norteamericanos. La diferencia radica en que los liberals que dicen defender las ideas de la libertad, únicamente defienden estas ideas en el plano cultural, sin embargo en el plano económico son enteramente controladores/intervencionistas. Los "liberales" argentinos dicen estar a favor de la libertad tanto en lo cultural como los liberals norteamericanos, pero también en lo económico. En consecuencia, para diferenciarse incluso muchos se autoidentifican como libertarios (en inglés, libertarians) en lugar de "liberales". Lo insólito es que en Estados Unidos los liberals llaman conservative al partido republicano, el partido que eliminó la esclavitud en el mencionado país. Hoy en día Donald Trump es considerado conservador (incluso él mismo se autoidentifica así), aun siendo el primer presidente estadounidense desde 1980 que no inició ninguna guerra.

Notemos que actualmente, los "antiliberales" argentinos califican de "fascistas" a los "liberales". ¡Una contradicción absoluta tanto histórica como epistemológica teniendo en cuenta que Benito Mussolini, el líder de la Italia fascista de la primera mitad del siglo XX también odiaba a los "liberales"! En consecuencia, podemos observar una batalla dialéctica por imponer el significado del signo lingüístico "libertad". Hay una lucha de poder en la cual determinados grupos sociales se enfrentan para lograr que "libertad" implique lo que ellos quieren que la libertad sea. Podríamos pensar entonces exactamente lo opuesto. Podría ocurrir que quienes hoy en día acusan de fascistas a sus adversarios políticos sean los verdaderos fascistas de la actualidad. Pero como hoy en día el fascismo está mal visto, ellos siempre negarán serlo y siempre adosarán esa etiqueta a quienes no piensan como ellos.

Roland Barthes sostiene, muy poéticamente, que dentro del habla de la ciudadanía puede ocurrir que el significado salga eyectado del signo lingüístico y sea reemplazado por otro. Él observa que los signos tienen un significado "denotado" (es decir el significado convencional, que aparece en los diccionarios), pero además significados "connotados" que son impuestos dentro de los hablantes. Por ejemplo, el significado denotado de "paloma blanca" es, obviamente, el concepto de una paloma blanca. Sin embargo, ese signo connota "paz".

Cómo se desarrolla la guerra semiológica

René Descartes fue conocido como el filósofo que dudaba de todo, empezando incluso por dudas de si él mismo existía y hasta de la existencia de dios (imagínense que dudar hace 400 años de la existencia de dios, en tiempo de completo dominio eclesiástico era pasible de ser prendido en la hoguera por pecador). Pensemos lo siguiente, el sentido común no es absoluto confiable. Debemos dudar de absolutamente todo, incluso hasta de nuestros propio sentido de la vista. Si nosotros nos sentamos en el medio de la vereda y miramos para arriba, veremos el sol en un determinado punto. Si nos quedamos allí sentados durante horas, veremos que luego el sol "aparece" en otro punto. El sentido de la visión nos diría: "El sol se mueve. Antes no estaba ahí". Y sin embargo esto es error totalmente empírico, el que se movió es uno, no el sol, aunque no lo parezca. Si podemos dudar hasta de nuestros propios ojos, debemos dudar de todo. Y esto implica dudar de las verdades impuestas por las distintas sociedades. Hay que dudar de incluso aquello que a priori es indudable, por ejemplo que es tenemos que ir a la escuela o que los políticos son nuestros representantes.

¿Qué "significa" ser un medio de comunicación? El significado "oficial" que nos han impuesto es que son los encargados de brindarles las armas de la información a la población. La única realidad es que son meros voceros, meros megáfonos de los políticos. Esto se pudo observar bien durante la cuarentena, los medios repetían como loritos todo lo que ordenaban desde arriba los políticos (no paraban de repetir el discurso oficial del Estado, denunciaban a las personas que salían de sus casas -mientras que ellos sí salían de sus casas, porque eran declarados "trabajadores escenciales"-, persudian a las personas a no salir, entre otras cosas peores). La enorme mayoría de los "periodistas" no merecen llamarse periodistas sino meros operadores mediáticos (por supuesto que a cambio de dinero espurio no declarado) que quieren hacerle creer a su público a través del lenguaje una realidad inexistente.

La escuela es una enorme institución imponentemente impositiva (en el sentido verbal de que impone) impostora de significados lingüísticos. Los niños (es decir los adultos del mañana) estudian lo que la escuela decide arbitrariamente que deben estudiar. En principio uno podría pensar que es una tarea muy compleja y abarcativa uniformar el pensamiento de todos los niños, sin embargo la estrategia es muy sencilla. Esto se lleva a cabo no adoctrinando a los escolares, sino adoctrinando a los profesores cuando estos son estudiantes de profesorado. Si ustedes se fijan o hacen encuestas, la enorme mayoría de los profesores opinarán sobre determinados temas de forma idéntica (por mencionar ejemplos arbitrarios, la mayoría estará a favor del aborto, a favor de la lucha contra el cambio climático, a favor de un estado presente, a favor de la educación y la salud pública). Luego, por efecto derrame, esos futuros profesores llevarán esas ideas hacia todos sus alumnos (quienes serán reprobados si no las incorporan) y así se replicará en toda la sociedad.

Hoy en día YouTube, o más bien la internet en general, es una tremenda estrategia democratizante que les permite a los filósofos (en el amplio sentido de este término, es decir, en todos los que tenemos amor por la sabiduría) poder educarnos a nosotros mismos de manera autodidácta. Por supuesto, el status quo combatirá eso, vemos cada más discursos (remarquemos la palabra discurso) que quieren censurar las redes sociales y la internet en general, justamente porque permiten que aparezcan otras voces contra culturales (de hecho, no sé cuánto durará este blog sin ser censurado). Desde este blog pregonamos fervientemente la investigación, la lectura y el interés propio por conocer y aprender nuevas cosas desde distintas fuentes de información.


El estructuralismo saussureano

Profundo admirador de Ferdinand de Saussure; Jacques Lacan, psiquiatra y psicoanalista francés del siglo XX que combinada su especialidad con elementos de la filosofía, el estructuralismo, la lingüística estructural y las matemáticas, sostenía que "El inconsciente está estructurado como un lenguaje". Este concepto está basado directamente en la teoría estructuralista del padre de la linguística moderna. Para trabajar con esto, primero debemos entender la noción de valor saussureano:


Saussure, con su explicación de la lengua como un sistema, deja un legado teórico que tomó posteriormente la filosofía estructuralista del siglo XX. Lo que destaca de esta concepción es que los elementos de un sistema funcionan mancomunadamente, dependiendo todos los elementos unos de los otros. El valor saussureano muestra que el valor de los elementos invididuales dependen del valor del resto de los elementos y que modificando un elemento vecino, se puede modificar un elemento sin tocarlo directamente. ¿Esto qué quiere decir?

Pensemos primero en un simple ejemplo de la vida cotidiana, y luego de observarlo, veremos que la lengua funciona exactamente de la misma manera. Pensemos en la economía, la cual es un sistema. Pero vayamos más profundamente todavía, tenemos dentro del sistema económico a los alimentos, es decir un subsistema adentro del sistema. Ahora bien, podemos ir todadvía profundamente: las bebidas, es decir un subsistema adentro de un subsistema. Pero podemos ir incluso más en profundidad: bebidas para desayunar (observen que estamos haciendo un análisis top-down). ¿Se puede "modificar" el producto "té"" sin tocarlo? ¡Sí, claro que se puede! Si el gobierno decidiera ponerle un impuesto extra al café, este sería más caro, por lo cual menos consumidores estarán dispuestos a comprarlo, lo que llevará a que decidan sustituirlo con la compra de té. En conclusión, las ventas de café se reducirán debido al impuesto y té aumentará sus ventas sin haberle hecho nada "directamente".

Otro ejemplo: si se le pusiera un impuesto a las bebidas alcoholicas, ¿Cola Cola se vería perjudicada? Intuitivamente podríamos pensar que no. Sin embargo, sí. Porque mucha gente toma el combo fernet con coca. Si el fernet aumenta su precio, menos consumidores lo comprarán, y por efecto cascada, también dejarán de comprar Coca. Es menester también observar que, sin ser expertos en economía, podemos entender este ejemplo con facilidad, básicamente porque la economía, en muchos aspectos, se maneja como un sistema lógico. Si un bien aumenta su precio, siguiendo la lógica, sus ventas se reducirán.

En el sistema de la lengua, ocurre exactamente lo mismo. Un signo nuevo modifica a todos los signos vecinos (por lo cual, termina modificando al sistema entero). Pensemos en el signo "todos" (el cual incluye en su significado a hombres y mujeres) que se define como lo que no es "todas". Al aparecer "todes" (que ahora pasará a ser quien ocupe el significado "hombres y mujeres"), el significado de "todos" se modificará (ahora ya sólo incluirá hombres). En consecuencia, si los poderes dominantes imponen y/o agregan nuevos signos en el sistema, nos modificarán el sistema lingüístico entero.

En consecuencia, debemos entender que la lengua es un sistema dinámico y cambiante, donde las modificaciones en un elemento pueden tener efectos en otros elementos del sistema. Es importante comprender que el lenguaje no es estático y que los significados no son fijos, sino que están sujetos a evolución y transformación a medida que se introducen nuevos elementos o se modifican las relaciones entre ellos. El valor saussureano muestra la interdependencia y la influencia mutua de los elementos lingüísticos, y cómo estos cambios pueden afectar nuestra comprensión y comunicación en la sociedad. Entender este difícil concepto saussureano es indispensable para poder comenzar a comprender algo de Lacan, un saussureano a ultranza.

En este sentido, según Lacan, el pensamiento está estructurado por nuestro lenguaje. O lo que es lo mismo decir: nuestro lenguaje estructura nuestro pensamiento. Si nos agregan/imponen signos lingüísticos, nos impondrán/formarán el pensamiento. Entender la teoría estructural de Ferdinand de Saussure ayuda a entender la vida misma.

Según Sigmund Freud, el inconsciente puede observarse en los sueños. Pensemos esto, uno no podría soñar con algo que no conoce, siempre soñará cosas conocidas (las cosas se conocen a través del lenguaje). Supongamos una pesadilla, supongamos que soñamos que viajamos al reino de los muertos (aunque nosotros estemos vivos, podríamos ir para allá en función de periodistas de investigación para hacer un documental). Para soñar con eso, primero tenemos que saber que existe un reino de los muertos (sea el infierno, el purgatorio, el Hades o lo que fuera), lo cual es un invento de la humanidad. En la realidad no existe un reino de los muertos, sin embargo la humanidad ha inventado ese concepto y nosotros lo hemos incorporado, incluso aunque no lo creamos. Un gatito (o cualquier animal) nunca podría soñar con el mundo de los muertos, porque no sabe que existe. Él soñará con cosas que conoce, sus amos, comida, juguetes, etc. A lo sumo su pesadilla será que lo lleven al veterinario. En nuestro caso, el reino de los muertos es un invento conceptual que fue materializado como signo lingüístico que ha ingresado en nuestro sistema. El ser humano puede pensar e incluso creer (hecho no menos importante) en cosas que no existen.

Un gatito únicamente podrá soñar con cosas que conoce, y las cosas que conoce le llegan a través de los sentidos (por ejemplo, las cosas que vio). Los humanos, en cambio, al tener la gramática podemos tener acceso a ideas abstractas que fueron creadas a través del lenguaje. ¿Cómo podemos soñar con el reinos de los muertos si nunca estuvimos allí? Es claro que ese concepto fue inventado a través del lenguaje cuando no existía la escritura, luego llevado a la escritura, posteriormente por algún artista a alguna imagen y luego al cine. Y en base a eso, nosotros incorporamos ese concepto en su totalidad. Posiblemente la primera representación de ese reino conocido como el Hades se concretó en el capítulo 11 de La Odisea, la majestuosa obra del poeta griego antiguo Homero. Este libro es excelentísimo, y el capítulo 11 es el mejor de este excelentísimo libro. Podemos observar en ese mencionado capítulo un viaje de Odiseo, el personaje principal, al inframundo, el cual es descripto detalladamente por el poeta. Es menester remarcar que este poema fue creado íntegramente de manera oral (recién un par de siglos después sería escrito y "fijado" en papel), es decir que su descripción de boca en boca es la cabal muestra de cómo el lenguaje puede crear y representar conceptos abstractos (representaciones obviamente imposibles e inalcanzables para gatitos). Estos conceptos abstractos son los que complejizan nuestro sistema lingüístico y nuestro sistema de representación mental. Ya Aristóteles, alumno de Platón observaba esto cuando dictaminaba que todos los animales (entre los que se incluye el hombre, por supuesto) tienen "voz" (en griego φωνή -phoné-), pero únicamente los hombres tenemos "palabra" (λόγος -logos-). Es decir que todos los animales podemos hacer "ruido", pero únicamente los humanos podemos acceder al lenguaje articulado.


¿Por qué al psicoanálisis lacaniano le sirve el estructuralismo saussureano? Porque sostienen que si hay un problema psicológico en algún eslabón de la estructura (tal vez algún problema no resuelto de la niñez) todo el sistema de pensamiento podría fallar, lo que provocará que en consecuencia la tarea del psicoanalista sea encontrar ese problema. Al ser Lacan oriundo de París, podemos encuadrar su estudio dentro de una corriente teórica que llamaremos "continental" (más adelante hablaremos más sobre esto).

El giro lingüístico. ¿Es posible lograr un lenguaje perfecto?

Hoy en día diríamos que no (aunque con el avance de la computación, se reaviva esa búsqueda que había quedado descartada con el paso del centenio pasado), sin embargo hacia finales del siglo XIX y principios del XX un grupo de matemáticos emprendió la tarea de encontrar un lenguaje lógico perfecto (que claro está, no es ninguna de las lenguas naturales -en adelante LN-). Estos matemáticos fueron Gottlob Frege, Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein. A su estudio se lo llamó "Filosofía analítica" (del lenguaje, obviamente). Su interés radicaba en encontrar los verdaderos significados de los signos. Mientras que los filósofos "clásicos" se caracterizan por brindar opiniones totalmente distintas sobre los temas filosóficos, el matemático usualmente es una persona que no opina sobre las cosas, sino que busca una verdad irrefutable. En filosofía (o literatura) podemos esgrimir opiniones totalmente distintas sobre las cosas, pero en matemáticas no. No podemos opinar si un "2" es o no es un 2 ni podemos opinar si "2 + 2 = 4". Es verdadero o falso y nada más (obviamente en este caso, es verdadero). Por eso estos matemáticos se interesan por el lenguaje y devienen filósofos analíticos, cuya búsqueda es la de la claridad y la exactitud.

Un pequeño paréntesis aclaratorio, a partir de la llegada de este nuevo paradigma filosófico, los filósofos "clásicos" (es decir el filósofo prototípico que todos conocemos) pasan a ser denominados filósofos "continentales" (porque ellos estaban esparcidos a lo largo de todo el continente europeo), en contraposición con los analíticos, quienes realizaban sus estudios en Cambridge, en Inglaterra (que es una isla). Los filósofos analíticos buscan, entonces, refundar la filosofía, en una manera totalmente opuesta a la filosofía continental. Este cambio fue conocido como el giro lingüístico ('linguistic turn') y debe su calificación al hecho de que se cambia el objeto de reflexión filosófica (el filósofo continental usualmente reflexionaba sobre temas clásicos prototípicos como "el amor", "la vida", "la justicia", "la república", etc.) y se pregona que lo debe ser reflexionado y analizado es el lenguaje.

¿Qué es lo que observó Frege (el maestro de Russell, a su vez maestro de Wittgenstein)? Que los significantes podían compartir un mismo significado. ¿Esto qué quiere decir? Lo veremos en instantes, no nos adelantemos. Tomemos por cierta esta afirmación por el momento. Ahora bien, ¿Cómo es eso posible? ¿Por qué no tienen un único significado cada significante? ¿Por qué son tan imperfectas las LLNN? Para complicar las cosas, Frege comienza su revolucionario texto "Sobre el sentido y la referencia" explicando con ejemplos abstractos lo que quiere decir (no desesperen, en instantes les daremos un ejemplo más concreto). Supongamos que nosotros somos alumnos de Frege y el profesor nos enseña: "A es igual a A" (A = A). Todos nos quedaríamos mirándolo pensando interiormente "este curso es una estafa, este profesor es una estafa. Nos está enseñando una cosa obvia, una cosa que ya todos sabemos. Es obvio que A = A. Es una tautología". Ahora qué pasaría si acto seguido el profesor dice "A = B". Ahí todos nos quedaríamos boquiabiertos pensando "¿Eh? ¿Cómo? Si A era igual a A, ¿cómo puede ser A = B?". A todos nos sorprendería, ese sí sería un aprendizaje nuevo que no esperábamos.

El ejemplo que finalmente pone Frege es el siguiente (si no lo entienden, no desesperen, pondremos uno todavía más familiar a continuación): durante la antiguedad se observaba a Venus (que ni siquiera se llamaba Venus, y ni siquiera se sabía que era un planeta) y se lo llamaba Fósforo pensando que era la 'Estrella de la mañana'. Cuando caía el sol, ellos veían una 'estrella de la tarde' a la que llamaban Héspero. Lo que los antiguos no sabían es que tanto Héspero como Fósforo eran el mismo cuerpo celeste (hoy en día sabemos que incluso no son estrellas, sino que es el planeta Venus). Entonces de "A = B" pasamos a "Héspero = Fósforo", esto sí que es sorprendente.

Un ejemplo de la vida cotidiana sería, supongamos que vos conocés al sodero de tu barrio. El sodero es el sodero. Ya lo sabíamos al igual que sabíamos que A = A. Ahora bien, ¿qué pasaría si te enteraras que tu madre engañó a quien vos pensabas que era tu padre con el sodero y resulta que tu verdadero progenitor es el sodero del barrio? Eso sí que sería sorprendente: "El sodero es tu padre" = "A = B".

En relación con esto, Frege también hizo importantes contribuciones en lo que respecta a la teoría de Composicionalidad, que básicamente podemos explicar muy simplemente como que el significado de una oración implica la suma del significado de las partes que la componen, algo bastante lógico e intuitivo. Frege observó que los significantes podían compartir un mismo significado, lo cual implica que el significado de una oración compuesta se obtiene a partir de los significados de sus partes constituyentes.

Para comprender mejor esto, veamos un ejemplo más concreto. Supongamos que tenemos tres bloques con letras: A, B y C. Estos bloques representan los significantes de nuestro lenguaje. Ahora, podemos combinar estos bloques de diferentes maneras para formar palabras y oraciones. Por ejemplo, si unimos el bloque A con el bloque B, obtenemos la palabra "AB". Si luego agregamos el bloque C, obtenemos la oración "ABC". En este caso, el significado de "ABC" se deriva de los significados individuales de los bloques A, B y C, así como de la forma en que se combinan.

Este principio de Composicionalidad nos permite construir significados más complejos a partir de partes más simples. Del mismo modo, en el ln, las palabras y las estructuras gramaticales se combinan según ciertas reglas para formar oraciones con significados más elaborados. Por ejemplo, si tomamos las palabras "el gato" y "corre", podemos combinarlas siguiendo las reglas gramaticales para obtener la oración "El gato corre". En este caso, el significado de la oración se construye a partir de los significados individuales de las palabras y la forma en que se combinan según las reglas gramaticales. Pero observemos otro ejemplo. Entendemos entonces que las oraciones se explican por la combinación de sus elementos, pero vean como una única palabra puede modificar la oración entera. No es lo mismo "El alumno entendió muy bien la lección" que "El alumno entendió muy mal la lección". Apenas cambiando una única palabra, cambiamos la semántica entera de la oración.

Este principio es fundamental para comprender cómo construimos y entendemos el significado de las oraciones en el ln. Al comprender cómo se combinan las partes, podemos analizar y comprender mejor las estructuras y los significados de las expresiones lingüísticas. Es importante destacar que el principio de Composicionalidad nos permite comprender cómo se construye el significado de las oraciones, pero no nos dice cómo se generan las palabras y las reglas gramaticales en primer lugar. Este es un tema que involucra otros aspectos del lenguaje, como la adquisición y la estructura innata de la mente. ¿A quién nos recuerda esto? ¡Al sistema computacional de Chomsky, por supuesto! La gramática mental que combina elementos.

Por otra parte, Russell comienza a analizar que hay signos en el LN que no se condicen con un lenguaje perfecto, es decir signos que no son enteramente claros. Pensemos en la disyunción O. ¿Es lo mismo la O de "Russell estudia o trabaja" que "En las vacaciones, iremos a la montaña o a la playa"? Claramente no, en la primera Russell puede hacer las dos cosas, en la otra no, no podemos ir a los dos lugares. Usualmente esta segunda oración requeriría, para ser más específicos, dos O. "O iremos a la montaña O a la playa". En lenguaje lógico la primera, que se llama "disyunción inclusiva" se representa como una ∨, mientras que la segunda ("disyunción exclusiva") es ⊻. En otras palabras A ∨ B es diferente de A ⊻ B (vean que en Prolog el punto y coma en una regla como "sv; vi ; vt" de la gramática representa la disyunción exclusiva ⊻, por ejemplo una oración tiene que tener o un verbo transitivo o un verbo intransitivo, pero no puede tener los 2).

Otra situación que llamó la atención de los filósofos analíticos es que exista la posibilidad de lo que ellos consideraban en su razonamiento significantes sin significado (recordemos el ejemplo de los caballos de Gulliver y las mentiras). El ejemplo que da Russell sería (adaptado a una versión argentina, ya que en realidad él ejemplificaba con Francia) "El Rey de Argentina", ese significante para los analíticos no tiene significado, ya que no tiene referente. ¿Cómo puede un signo no tener referente? La posibilidad los enloquecía. A todo esto se suma la "teoría de la composicionalidad" de Frege. En este sentido en una oración como "el rey de Argentina es calvo" (en adelante "p"), si el sujeto de la oración no tiene significado, entonces toda la oración no tiene significado (en este caso "q") (esto en lógica se representa de la siguiente manera "p → q", piensen que es la misma fórmula del "pienso, por consiguiente existo" de René Descartes. En el caso de su negación, cuyo símbolo en lógica es ¬, la proposición sería la siguiente "¬p → ¬q", que se interpreta "si no p, entonces tampoco q").

Posteriormente, estos filósofos discuten entre ellos, sin llegar a una conclusión certera, sobre el estado de este tipo de oraciones. Algunos sostienen que una oración como P es falsa, porque no hay un rey en Argentina que sea calvo (esto es lo que piensa Russell, por ejemplo). Otros sostienen que ni siquiera puede ser falsa, porque si fuese falsa significaría que sí hay un rey en Argentina pero con pelo. Es decir, si yo niego que haya un rey calvo, al mismo tiempo estoy afirmando que hay un rey con pelo. Por lo cual, Frege sostiene que una oración como P directamente no puede ser ni verdadera, ni falsa (porque sigue su teoría de la composicionalidad semántica de la oración). Si no hay referente, no puede haber siquiera análisis de su condición de verdad (o falsedad). (De yapa les cuento que Lacan también analizó este tema del significante vacío, pero no les puedo comentar la conclusión a la que llegó porque no es apto para menores de 18 años, si quieren y les interesa la psicología, búsquelo en Google).

Además, el genio de Russell observa que un mismo signo puede tener una denotación directa (es decir un nombre propio -supongamos "Sócrates"-), pero también una indirecta ("El maestro de Platón"). Es decir que hay más de una forma de denominar al mismo referente. De aquí, Russell deduce que lo que es verdadero para uno, debería ser verdadero para el otro, ya que comparten referente. Y de hecho esto se cumple si yo digo "Sócrates murió envenenado" (verdadero) y "El maestro de Platón murió envenenado" (verdadero también, obviamente).

No obstante, esto no siempre se cumple. El ejemplo que plantea Russell es el siguiente: "El Rey Carlos preguntó si Walter Scott era el autor de Waverley". Eso es verdadero (el escritor inglés Walter Scott fue quien escribió el libro Waverley). Y también es verdadero que el Rey Carlos preguntó eso. Sin embargo es falso que "El Rey Carlos preguntó si Walter Scott era Walter Scott". Pasando en limpio, en este caso A = B. Walter Scott = El autor de Waverley. Sin embargo, cambio A por B y la oración pasa de verdadera a falsa. (Un ejemplo más sencillo sería "El profesor preguntó si Messi es el 10 de la Selección Argentina": es verdadero que el profesor preguntó eso, pero es falso que el profesor haya preguntado si Messi era Messi).

En tanto, para seguir comprendiendo las preocupaciones de los filósofos del lenguage, consideremos la paradoja del mentiroso, la cual llamaría rápidamente la atención de Russell. Esta paradoja consiste en la afirmación "Estoy mintiendo". Si es verdadera, entonces es falsa, pero si es falsa, entonces es verdadera. Esto genera una contradicción en ambos casos.

¿Cuál era el propósito, entonces, de estos filósofos del lenguaje de principios de siglo XX? Vemos que los LLNN son obscuros y provocan signos confusos, que incluso se superponen unos con otros. Es claro que los LLNN no son perfectos (todo lo contrario, son muy imperfectos). En la búsqueda de la verdad y el conocimiento, los filósofos analíticos buscaban un lenguaje formal diáfano que eliminara todas las ambiguedades del LN, al tener una relación única entre cada significante y cada significado (los filósofos analíticos defendían lo que se conoce como el "monismo semántico", es decir la idea de que un lenguaje perfecto únicamente puede existir una relación de uno a uno entre cada pensamiento y cada significante, eliminando por completo cualquier posibilidad de A = B). Es evidente que si uno logra un lenguaje sin ambiguedades será más accesible poder encontrar la verdad. ¿De dónde surgía esta preocupación? Básicamente estos filósofos se diferenciaban del filósofo continental que opina sobre la vida fumando una pipa debajo de una chimenea. Los filósofos analíticos consideraban a esta mayoría de filósofos como charlatanes, que se aprovechaban de la ambigüedad del lenguaje para transmitir ideas obscuras, las cuales al ser galimatías difíciles de entender posiblemente escondan una falsedad que no pueda ser reconocida.

Ostensiblemente, con el paso de las décadas la tarea de encontrar esta lengua perfecta fue quedando de lado, por la dificultad (incluso tal vez imposibilidad para nosotros los humanos) de concretar ese lenguaje lógico. No obstante, Noam Chomsky toma las ideas de los filósofos analíticos y propone que hay una forma lógica (FL) en el lenguaje. Y no sólo eso, también sostiene que hay una parte del lenguaje que sí es perfecta: el sistema computacional que interactúa con la FL. Según Chomsky, la gramática es un sistema perfecto ya que cumple a la perfección la tarea para la que fue diseñada: combinar/ensamblar elementos. Por consiguiente, la imperfección quedaría relegaba únicamente al léxico y las combinaciones que elijen hacer los hablantes, pero el sistema combinatorio es totalmente perfecto. Además, los generativistas sostienen la teoría de que la FL tiene que ser universal, es decir que todas las lenguas tienen que tener exactamente la misma FL, lo cual es intuitivo porque no podría haber ninguna lengua en la cual sí supere la forma lógica una oración como "la pared comió papas fritas".

Basados en la tésis de lógica formal del matemático australiano Robert May, veamos ejemplos donde el lenguaje muestra su ambigüedad estructural: tenemos un trillado chascarrillo en el cual un amigo A le dice a otro B: "en la ciudad de Nueva York atropellan a un peatón cada hora", B contesta: ¡"Uy, como estará el pobre!". Los chascarillos muchísimas veces están basados en ambigüdades del lenguaje. "Todos los alumnos admiran a un profesor" es otra oración inexacta, ¿todos los alumnos admiran a un mismo profesor X o todos los alumnos admiran cada uno a un profesor distinto?. "Un vecino asesinó a un ladrón con un revolver", dos posibles interpretaciones aquí: A - Un vecino que tenía un revolver (donde [con un revolver] sintácticamente es circunstancial de medio-instrumento) mató a un ladrón. O B - el que tenía el arma fue el ladrón que murió (sintácticamente [con un revolver] estaría adentro del objeto directo). La opción A tendría cuatro sintagmas: [Un vecino] [asesinó] [a un ladrón] [con un arma]; mientras que B sólo 3: [Un vecino] [asesinó] [a un ladrón con un arma]. Según May, quien en 1985 publicó el libro Logical Form, la FL no le puede aclarar al hablante la opción correcta, pero sí le indica cuántas variables existen, es decir indica el número posible de interpretaciones.

En concomitancia con esta búsqueda de la claridad, la verdad y la exactitud; la gramática o la lingüística formal como ciencias se asemejan bastante a estas ciencias exactas como la matemática. Supongamos el siguiente ejemplo: una persona X insulta a una persona Y. Nosotros podemos opinar, cual filósofo continental, si el improperio utilizado estuvo bien o estuvo mal. Ahora en gramática o la lingüística formal no opinamos, simplemente decimos si el insulto fue gramatical o no. En la vida en general, nosotros podemos opinar sobre si calificar de "Z" a una persona X, está bien o mal, si se lo está discriminando o no, si se lo merece o no. Las opiniones serán millones. Pero en gramática no podemos opinar si un objeto directo es o no es un objeto directo. La gramática, como ciencia, se asemeja bastante a la matemática. Yo no opino si está bien o mal o si me gusta o no me gusta que 3 + 2 sea 5. Simplemente dictamino si es verdadero o falso. Lo mismo con un objeto directo, yo no puedo decir: "a mí me parece que en una oración como 'el gato toma la leche', la leche no es objeto directo porque mi gato prefiere tomar jugo", sería una estupidez ilógica una respuesta así. No existe esa posibilidad, la gramática no es una cuestión de opiniones como la literatura donde puedo decir: "El libro L no me gustó" y discutir con otra persona a la que sí le haya gustado ese libro L. Un objeto directo es un objeto directo y punto, no hay discusión posible. Así como no podemos discutir que 2 + 2 sea 4. Es verdadero y punto. Y "2 + 3 = 6" es falso y punto.

Por otro lado, otra de las cosas que observó Frege es que existen incluso signos cuyo significado es falso, lo cual es otra falla de significación que no debería existir. Cuando los antiguos observaban a Venus, ellos por la mañana observaban a Fósforo y por la noche a Héspero. Imaginemos que, al ver a Venus por la mañana, un persona A le decía a otra B lo señala y le dice "Ese es Fósforo". Ambos estarán de acuerdo y pensarán totalmente convencidos que esa afirmación es verdadera. Y sin embargo estarán diciendo algo falso, porque no es Fósforo, sino Venus. De hecho, la estrella de la mañana ni siquiera existe. Resulta entonces que A no es A. Tenemos el caso de Jeremías Sprinfield: toda la sociedad está convencida de una verdad que es mentira. Y de hecho, de no ser por Lisa Simpson, ni siquiera nadie sabría la verdad (a ciencia cierta, también la sabe el trabajador del museo), incluso estando totalmente convencidos de que la saben. En el caso del sodero que resulta ser el padre biológico, el hijo puede nunca conocer la verdadera verdad si nunca se entera de la situación ni se hace un ADN. De hecho, la verdad puede existir y nunca ser conocida por las personas. Imagínense que la madre se muere y se lleva a la tumba el secreto. Tanto el padre no biológico, el hijo, el sodero y absolutamente todos pensarán que es verdad algo que es mentira. El hijo señalará a quién él cree que es su padre y dirá "ese es mi papá" y todos tomarán como verdadera esa proposición. Sin embargo, en realidad es falsa. Una verdad irrefutable y absolutamente siempre tiene que existir, pero muchísimas veces los seres humanos no podemos llegar a ella. Frege, el padre de la filosofía analítica, también se hizo esta pregunta. ¿Cómo puede haber signos que estén asociados a referentes falsos? Es decir, signos que no estén asociados con su verdadero referente. Esto no debería ocurrir bajo ningún punto de vista en un lenguaje perfecto.

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.

Por último, en cuanto a Ludwig Wittgenstein (tal vez el autor más complejo de este texto debido a su inteligencia y profundidad conceptual), debemos mencionar su obra revolucionaria, el Tractatus Logico-Philosophicus, publicado en 1921. Este texto tiene como objetivo principal aclarar los límites y la naturaleza del lenguaje para resolver los problemas filosóficos fundamentales.

Wittgenstein establece las bases de su visión filosófica al afirmar que el lenguaje tiene una estructura lógica subyacente. Según él, las proposiciones del lenguaje están compuestas por elementos simples que representan los hechos elementales del mundo. Estos elementos se combinan utilizando la lógica y la gramática para formar proposiciones más complejas que representan estados de cosas más complejos.

Podemos imaginar el lenguaje como un juego de Tetris, donde cada pieza representa una parte del lenguaje. Estas piezas se combinan para formar frases y oraciones. Por ejemplo, la frase "El gato está en el tejado" se compone de las piezas "el", "gato", "está", "en" y "el tejado". Estas piezas se conectan siguiendo reglas gramaticales para crear una frase con sentido. Esta idea nos recuerda tanto al sistema computacional de Chomsky como al principio de composicionalidad de Frege.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que la concepción de Wittgenstein no es tan simple como parece. Él es un defensor del atomismo lógico, una visión que distingue entre lo simple (los átomos) y lo complejo (las composiciones formadas por átomos). El problema radica en que estos filósofos, al ser analíticos, tienen la capacidad de ver átomos donde nosotros no los vemos. En el Tractatus, un texto de alta dificultad, Russell, quien escribió la introducción al libro, nos ayuda a comprenderlo. Consideremos una oración como "Sócrates era un ateniense sabio". La mayoría de nosotros la consideraría como una oración simple, una única afirmación. Sin embargo, Russell explica la concepción de Wittgenstein al afirmar que aquí hay en realidad dos oraciones unidas invisiblemente (podemos pensar en ellas como dos átomos que se unen en una unidad compleja): por un lado, "Sócrates era ateniense" y por otro, "Sócrates era sabio". Esto significa que la oración nos está comunicando dos cosas diferentes pero compatibles entre sí. Esto nos ayuda a comprender que lo que Wittgenstein observa no son simplemente uniones y combinaciones de signos.

Por lo tanto, la obra de Wittgenstein, especialmente el Tractatus Logico-Philosophicus, nos invita a reflexionar sobre la estructura lógica del lenguaje y cómo se relaciona con la representación del mundo. Su enfoque en el atomismo lógico y la composición de proposiciones complejas nos desafía a considerar el lenguaje de manera más profunda y a reconocer que la realidad lingüística puede ser más compleja de lo que parece a simple vista.

Pero acá es donde las cosas se vuelven realmente interesantes. Wittgenstein argumenta que el lenguaje solo puede decir algo sobre el mundo si tiene una relación precisa con los hechos que representa. Las palabras y las proposiciones no son meramente símbolos arbitrarios, sino que deben corresponder a hechos concretos y verificables en el mundo real. De lo contrario, según Wittgenstein, caemos en el terreno de lo inexpresable y lo inefable.

Esta noción de lo inexpresable nos lleva a uno de los aspectos más enigmáticos y poéticos del Tractatus. Wittgenstein afirma que aquello de lo que no se puede hablar, se debe callar. Es decir, hay límites para lo que podemos comunicar y lo que podemos entender mediante el lenguaje. Algunos aspectos de la realidad están más allá de nuestro alcance lingüístico y, por lo tanto, son indecibles. Acá podemos ver una clara influencia de David Hume, un filósofo inglés, acérrimo defensor del empirismo.

Pensemos en la sensación de felicidad que experimentás cuando aprobás gramática, cuando te enamorás o cuando Argentina gana el Mundial de Fútbol. Esa sensación es personal e inefable, es difícil de describir con palabras. Wittgenstein nos dice que "de lo que no se puede hablar, se debe callar", es decir, hay experiencias y emociones que van más allá de las palabras y deben ser vividas y sentidas en su plenitud. El filósofo continental se la pasa filosofando sobre esos temas "¿Qué es el amor?", "¿Qué es la justicia?", ¿"Qué es Dios?". Evidentemente, todos esos conceptos pertenecen a la metafísica. Es físicamente imposible lograr una respuesta empírica. Si todos nos pusisiémos a debatir sobre cualesquiera de estos conceptos, posiblemente lo haríamos por horas y horas y horas y nunca llegaríamos a una conclusión definitiva.

Sin embargo, el Tractatus no solo se limita a establecer estos límites. También proporciona una estructura lógica rigurosa para el lenguaje, a través del análisis de la forma lógica de las proposiciones. Wittgenstein introduce su famoso "isomorfismo lógico" que establece una correspondencia entre la estructura lógica del lenguaje y la estructura lógica de los hechos en el mundo.

La palabra “isomorfismo”, proviene del griego antiguo iso que significa ‘igual’ y morfo ‘forma’ (este morfema está presente en la palabra “Isósceles”: Se utiliza para describir un triángulo que tiene dos lados iguales). En este sentido, según Wittgenstein hay una correspondencia precisa entre la estructura lógica del lenguaje y la estructura lógica del mundo. Esto significa que la forma en que organizamos nuestras proposiciones y argumentos en el lenguaje refleja la forma en que los hechos y las relaciones existen en la realidad.

Podemos entender esto utilizando una analogía: tenemos un mapa en nuestras manos. Este mapa representa un territorio, y los elementos en el mapa, como los caminos y los puntos de referencia, corresponden a los elementos en el territorio real. Del mismo modo, Wittgenstein sostiene que en el lenguaje, las proposiciones y las relaciones que establecemos tienen una estructura que refleja directamente la estructura lógica del mundo.

Siguiendo esta idea, podemos decir que el lenguaje es como un espejo que refleja el orden y las conexiones de los hechos. Al analizar la estructura lógica de las oraciones y cómo se relacionan entre sí, podemos captar la estructura subyacente de los hechos y las relaciones en el mundo. Esto nos permite formular afirmaciones precisas y significativas sobre la realidad.

Es importante destacar que el isomorfismo lógico no pretende ser una descripción literal de la realidad, sino más bien una representación abstracta y estructural. Al igual que un mapa simplifica y representa de manera esquemática un territorio complejo, el lenguaje simplifica y representa las relaciones lógicas de los hechos en una forma más manejable y comprensible.

El concepto de isomorfismo lógico nos invita a reflexionar sobre cómo nuestro lenguaje es capaz de capturar aspectos fundamentales del mundo en términos lógicos. Nos desafía a examinar cómo nuestras palabras y oraciones pueden reflejar y representar con precisión la realidad que nos rodea, y cómo podemos utilizar este conocimiento para obtener un mayor entendimiento y claridad en nuestra comunicación y nuestro pensamiento.

En resumen, el Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein es una obra compleja y profunda que busca clarificar el lenguaje y sus límites para abordar los problemas filosóficos fundamentales. Wittgenstein nos invita a reflexionar sobre cómo el lenguaje se relaciona con la realidad y nos muestra que hay cosas que escapan a nuestra capacidad de expresión verbal. Su estilo poético y enigmático despierta nuestra curiosidad y nos invita a explorar los límites del pensamiento y del lenguaje. Sin lugar a dudas, este texto (que como apostilla podemos agregar que no es de una gran extensión, menos de 80 páginas) revolucionó rotundamente la forma de pensar el lenguaje, sin embargo es un escrito críptico de una complejidad intelectual y académica superlativa, difícil de entender incluso para cursos universitarios. (Ah, y les dejo un datazo de color que posiblemente a nadie le importe: ¡Wittgenstein era primo lejano del reconocido economista austríaco Friedrich von Hayek -ganador del premio nobel de economía-!. Evidentemente, esa familia tenía sin duda el gen de los superdotados).


Consideraciones finales

Quienes ganen la guerra semiológica impondrán sus maneras de obrar, pensar y sentir en las masas. La batalla cultural trata de imponer el lenguaje propio, porque lenguaje es sinónimo de herramienta de pensamiento. Los signos lingüísticos son los que nos permiten pensar. Quien conquiste ese sistema dominará también el sistema de pensamiento social. Lenguaje es pensamiento. El lenguaje es la única manera de transmitir pensamiento. Para que nosotros podamos darles más posibilidades intelectuales a nuestras gramáticas mentales, debemos agrandar todo lo que podamos nuestro sistema lingüístico. Cuantos más signos lingüísticos tengamos, más posibilidades de combinaciones tendremos y más ideas innovadoras y rupturistas podremos generar.

Una de las tareas más difíciles de los intelectuales (entiéndase científicos y/o filósofos) es pensar lo impensable. Hemos visto que los seres no racionales (es decir todos los que no poseen la facultad del lenguaje, comos los gatitos) no pueden imaginar cosas que no vivieron empíricamente, mientras que nosotros sí. El intelectual exitoso (usualmente personas que quedan en la historia y/o se llenan de dinero) tiene la capacidad de pensar en cosas inexistentes hasta ese momento. Hubo científicos que pensaron en el concepto "avión" antes de que los aviones existieran y gracias a eso se pudieron crear. Lo mismo puede decirse de la primera Revolución Industrial, que cambió la forma de crear energía, con la ayuda del carbón.

Vayamos a ejemplos concretos de científicos que pasaron a la historia grande de la humanidad: tenemos a Giordano Bruno (a quien la iglesia prendió fuego en la hoguera), Galileo Galilei y Cristóbal Colón, quienes pensaron que la tierra era redonda en tiempos donde el paradigma de pensamiento dominante era que la tierra era plana. Colón, un científico, pensando eso, logró descubrir América.

Vean que a Giordano Bruno le ocurriría lo que Platón anticipó 1500 años antes. Cuando alguien sale de la caverna (metáfora de la ignorancia), al resto no le va a gustar. Siempre el poder dominante, para conservar el status quo, hará lo imposible por evitar nuevos pensamientos. Es por eso que la iglesia quemó vivo a Bruno. Pensar es peligroso para los grupos dominantes, porque podría crearse el pensamiento de que los dominantes, en realidad, no deberían dominar.

(Para más información sobre el tema pueden investigar la teoría de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn y su concepto sobre "los paradigmas científicos". En este caso tendríamos en pleno paradigma ptolemaico, que indica que el centro del universo es la Tierra, unos pensadores que se animan a pensar o formular una hipótesis por fuera de ese paradigma, en consecuencia, creando un nuevo paradigma científico -entiéndase, que el centro del universo es el Sol-. En relación con la filosofía del lenguaje, si bien Thomas Kuhn no está enfocado en este tema sino en la filosofía de la ciencia, él destaca la importancia del lenguaje (o más bien del mensaje) dentro de las revoluciones científicas. Imagínense, diría él, proponer un nuevo paradigma científico, e incluso que este paradigma sea correcto, pero exponerlo -tal vez en un texto- de una manera tan pero tan compleja que pocos -o nadie- pueda entenderlo. ¿De qué serviría? De nada practicamente. Imagínense que descubrimos el secreto de la juventud eterna, pero la escribimos tan pero tan mal que nadie lo entiende y nadie lo puede aplicar).

Reflexionemos por un momento sobre la autocensura. Como los que hayan visto Lisa, the iconoclast sabrán (spoiler alert!) que Lisa finalmente le oculta la verdad a la población. ¿Por qué hizo eso? ¿Fue correcta esa actitud? Lisa sabe algo: independientemente de que fehacientemente sea verdad o mentira lo que ella sabe (efectivamente, sí era la verdad lo que ella sabía), ella creía en esa verdad. E incluso así, decidió ocultarla. Claramente esa misma actitud tal vez le hubiese salvado la vida a Bruno. Ahora bien, ¿qué debemos hacer si nosotros conocemos una verdad que será rechazada o provocará una disonancia cognitiva en la enorme mayoría de la población (los cavernarios en la alegoría de Platón)? Todos estamos de acuerdo y creemos que el cielo es celeste. Y si nosotros queremos ir por la vida diciendo que el cielo es celeste, como nadie nos dirá lo contrario ni se enojará, lo podremos hacer libremente. Ahora supongamos que nosotros estamos seguros y totalmente convencidos de que el cielo es violeta o fosforescente. ¿Estaría mal no decirlo únicamente para no sufrir la estigmatización de nuestros pares o que nos traten de locos?

En lo que respecta a posiciones teóricas como la de Lacan, tampoco están libres de problemas. ¿Qué ocurriría si el psicoanalista nunca encuentra el problema dentro del eslabón de la estructura mental? Su paciente tendrá que hacer terapia eternamente y nunca solucionará su situación (de hecho, el propio Lacan postula dentro de su teoría la posibilidad de un signo fantasma, que es un problema que no puede encontrarse). Así como hemos visto las oposiciones entre analíticos y continentales, también en el área de las ciencias psicológicas hay una rama en Estados Unidos que se diferencia del psicoanálisis de Freud y Lacan. Esta rama sigue los postulados de Aaron Beck, un psiquiatra oriundo de Massachusetts.

Vamos a proponer una pequeña hipótesis acerca de por qué los psicólogos tienen tanto éxito. La mayoría de las personas necesitan expresar sus sentimientos, ya que el ser humano es un ser social que, obviamente, requiere socializar (valga la redundancia). A la gente le gusta hablar, disfruta de las conversaciones, especialmente cuando se siente mal. Ahora bien, si tenemos un problema en particular que nos avergüenza, nos daría pudor contárselo a cualquiera. ¿Quién mejor que un psicólogo, que no es nuestro amigo ni tiene ninguna relación afectiva con nosotros, para ayudarnos a exteriorizar los problemas que nos causan vergüenza? Además, el ser humano por naturaleza tiene ego y tiende a ser egocéntrico (algunos más, otros menos, pero todos lo somos en cierta medida): en una sesión con el psicólogo, el paciente se convierte en el protagonista. El éxito de la profesión de psicólogo no radica únicamente en su contribución profesional en sí, sino en que el paciente se siente aliviado después de haber liberado todo ese veneno interior. Y probablemente ese efecto de alivio sea el mismo (o muy parecido) a cuando nos descargamos de bronca diciéndole a alguien con quien estamos enojados todo lo que pensamos. Decir lo que uno piensa, suele ser aliviador. El conocido "lo tenía atragantado y se lo dijo". Tampoco sería descabellado considerar la posibilidad de que ir al psicólogo genere un efecto placebo. En resumen, básicamente al psicólogo le pagamos para ser escuchados. Y él nos cobra por escucharnos. No mucho más que eso. Los consejos que nos pueda dar, en la mayoría de los casos, podrían también ser dados por cualquier universitario de cualquier carrera que sea un poquito despierto e inteligente.

En otro orden de las cosas, ¿Qué es el principio ex falso quodlibet? Este es un concepto importante en lógica que nos ayuda a comprender cómo las contradicciones pueden llevarnos a resultados ilógicos o absurdos. Para entender este principio, vamos a imaginar la situación de un político que hoy dice una cosa (A) y mañana dice exactamente lo contrario (¬A).

Cuando un político contradice sus propias afirmaciones de manera tan drástica, genera un problema de credibilidad. Si creyéramos ciegamente en todo lo que dice el político, nos encontraríamos en una situación incómoda. Por ejemplo, si hoy dice que reducirá los impuestos y mañana niega su compromiso con esa causa y los aumenta, ¿cómo podemos confiar en sus palabras? Esta contradicción muestra que el político no tiene una postura clara y coherente, y esto hace que sea difícil confiar en sus declaraciones.

Aquí es donde entra en juego el principio ex falso quodlibet. Este principio nos dice que a partir de una contradicción, podemos inferir cualquier cosa, incluso afirmaciones totalmente opuestas. En el caso del político, si decimos que A es la afirmación de hoy y ¬A es la negación de esa afirmación mañana, nos encontramos en una situación en la que ambas afirmaciones son verdaderas y falsas al mismo tiempo. Esto nos llevaría a la conclusión de que cualquier otra afirmación también podría ser verdadera y falsa al mismo tiempo.

Esta situación nos muestra por qué es problemático confiar en las palabras de alguien que contradice constantemente sus propias declaraciones. Si un político puede decir una cosa hoy y lo contrario mañana, no podemos confiar en ninguna de sus afirmaciones. No podemos saber cuál es su verdadera postura o intención, lo que nos deja en un estado de incertidumbre y desconfianza.

Es importante destacar que este principio no se limita solo al ámbito político, sino que también se aplica en otros contextos. Cuando nos enfrentamos a contradicciones en el razonamiento lógico, se produce una ruptura en la coherencia y en la confianza en la validez de los argumentos. Es por eso que es fundamental mantener la coherencia en nuestras afirmaciones y evitar contradicciones, ya que estas pueden socavar nuestra credibilidad y la confianza de los demás en nuestras palabras.

Veamos un ejemplo contreto, imaginemos que alguien afirma lo siguiente: "Todos los gatitos son animales domésticos" (A).Luego, esa misma persona afirma: "No es cierto que todos los gatitos sean animales domésticos" (¬A). Estas dos afirmaciones son contradictorias, ya que la primera dice que todos los gatitos son animales domésticos, mientras que la segunda niega esa afirmación.

Ahora, utilizando el principio ex falso quodlibet, podemos inferir cualquier cosa a partir de esta contradicción. Por ejemplo:

  1. Si todos los gatitos son animales domésticos (A) y es falso que todos los gatitos sean animales domésticos (¬A), entonces podemos inferir que no todos los gatitos son animales domésticos (¬A).
  2. Si no todos los gatitos son animales domésticos (¬A), entonces algunos gatitos no son animales domésticos (B).
  3. Si algunos gatitos no son animales domésticos (B), entonces existen gatitos que son animales salvajes (C).

Como puedes ver, a partir de la contradicción inicial, podemos inferir diferentes afirmaciones contradictorias entre sí. Esto muestra cómo una contradicción puede llevarnos a resultados ilógicos y contradictorios. Es por eso que es importante evitar las contradicciones en nuestro razonamiento y mantener la coherencia en nuestras afirmaciones.

En resumen, el principio ex falso quodlibet nos enseña que a partir de una contradicción podemos inferir cualquier cosa, lo cual tiene implicaciones importantes en nuestra capacidad para confiar en las afirmaciones de los demás. En el caso del político que hoy dice A y mañana dice ¬A, esta contradicción destruye absolutamente su credibilidad y nos deja en un estado de desconfianza e incertidumbre absoluta. Si un político dice hoy A y mañana ¬A, indudablemente pasado mañana podrá decir absolutamente cualquier cosa y a nosotros no deberá sorprendernos.

Por otra parte, hasta ahora no nos hemos preguntado por qué los matemáticos pueden sernos de ayuda para hacer filosofía del lenguaje. Vayamos por partes. A lo largo de este ensayo hemos discurrido sobre diversos temas, pasando (entre otros) por la matemática y la economía, así como también hemos mencionado a Roland Barthes. A continuación pondremos en común esos temas.

La moda (un tema de interés del semiólogo Barthes), la matemática y el sistema de precios son áreas de estudio a priori dispares, pero al examinarlos más de cerca, podemos encontrar puntos en común que los vinculan como sistemas semiológicos. La semiología, como disciplina, se ocupa del estudio de los signos y sus significados en diversos ámbitos de la comunicación humana. A través del análisis semiótico, podemos identificar similitudes entre estos tres campos aparentemente distintos y el lenguaje humano.

En primer lugar, consideremos la moda como un sistema semiológico. Roland Barthes, en su obra "El sistema de la moda", argumenta que la moda es un lenguaje compuesto por signos y símbolos que transmiten mensajes y significados en la sociedad. La elección de prendas de vestir, estilos, colores y accesorios no es meramente una cuestión estética, sino que también conlleva connotaciones sociales, culturales y de identidad. La moda utiliza signos visuales para comunicar ideas y expresar individualidad, al igual que el lenguaje verbal utiliza palabras para transmitir significados. En criollo, por ejemplo si nosotros vemos por la calle un grupo de niños con guardapolvo, inmediatamente a ese "significante" lo asociamos con un significado: son alumnos de escuela pública. Lo mismo si vemos un contingente de personas, todas con la camiseta de un equipo de fútbol X. Esto quiere decir que son hinchas de X equipo de fútbol.

De manera similar, la matemática puede ser considerada un sistema semiológico. Aunque la matemática tiene una estructura lógica y formal, también posee un lenguaje propio compuesto por símbolos y notaciones. Los números, los operadores matemáticos y los axiomas representan signos que se combinan y manipulan para construir expresiones y fórmulas con significado. La matemática es un lenguaje universal que permite describir y comprender las regularidades y patrones en el mundo, al igual que el lenguaje natural nos permite comunicarnos y expresar ideas.

Por su parte, el sistema de precios en la economía también puede ser abordado como un sistema semiológico. Los precios en el mercado son signos que representan la valoración subjetiva de los bienes y servicios por parte de los individuos. A través de la interacción entre la oferta y la demanda, los precios transmiten información sobre la escasez relativa, las preferencias de los consumidores y los costos de producción. Los agentes económicos interpretan estos precios como señales que los guían en la toma de decisiones, tanto en la producción como en el consumo. Al igual que el lenguaje, el sistema de precios facilita la comunicación y la coordinación de actividades económicas.

Fijémonos en la organización de la economía. ¿Es arte de magia que a través de tantos siglos diferentes culturas hayan ido enriqueciéndose y mejorando sus niveles de vida de manera tan sostenida? Evidentemente no. La clave está en el sistema de precios. Cuando una cultura tiene necesidad de un determinado bien, es lógico que ese bien aumente su valor (ejemplo: si Messi gana el Mundial, muchos querrán comprar su camiseta, si muchos quieren comprar su camiseta, este producto aumentará su precio). La subida en el precio de ese bien será una señal para productores de que tienen que fabricar más cantidad de ese bien. Esto provoca una asignación eficiente de recursos. El empresario no invertirá en bienes que no tengan demanda, sino en bienes que tengan gran demanda. El sistema de precios es la campana que los llama. A su vez, si un producto es menos demandado por los consumidores, su precio bajará, por lo cual los empresarios producirán menos cantidad de ese bien. El sistema de precios es, entonces, un sistema de transmisión de información.

Tanto el lenguaje como el sistema de precios exhiben elementos de orden espontáneo. En el lenguaje, la gramática y el vocabulario evolucionan de forma orgánica a través de las interacciones de los hablantes a lo largo del tiempo. De manera similar, el sistema de precios emerge de forma espontánea a través de las acciones descentralizadas de los participantes del mercado, reflejando el conocimiento colectivo y las preferencias individuales.

De yapa, esto nos lleva a reflexionar sobre dos situaciones. Primero y principal en el tremendo daño que le hacen los bucrócratas a la economía cuando aplican controles de precios. Cuando los burócratas impiden que determinados productos tengan su precio correcto, se generan distorsiones en la economía que perjudican a los ciudadanos. Ahora pensemos en De Saussure y en las estructuras sistémicas. Si un producto está subvaluado (es decir si vale menos de que debe valer), todos los consumidores se avalancharán a comprarlo. Y, del otro lado, no habrá productores dispuestos a producir ese bien debido a su bajo precio. Quiere decir que los burócratas, interviniendo los precios (en lugar de dejarlos libres), generan distorsiones en todo el sistema económico. Y segundo. ¿Cómo puede ser que en "democracia" existan los controles de precios? Otra vez tenemos un problema semántico. Si estamos en democracia y en libertad, ¿cómo puede haber controles de precios? Uno esperaría controles de precios en una dictadura, nunca en una democracia. Quiere decir que la democracia NO es democrática. "Democracia" y controles de precio son un oxímoron absoluto.

En resumen, existen puntos en común entre estos sistemas semiológicos y el lenguaje humano. Todos ellos utilizan signos, símbolos y reglas para representar y comunicar significados. Además, tanto la moda, la matemática como el sistema de precios son sistemas dinámicos y evolutivos. La moda cambia con el tiempo, reflejando las tendencias y los gustos de una sociedad en constante transformación. De manera similar, la matemática se expande y se enriquece con nuevos descubrimientos y aplicaciones. El sistema de precios se ajusta y se adapta a las condiciones cambiantes del mercado.

En conclusión, considerar la moda, la matemática y el sistema de precios como sistemas semiológicos nos permite apreciar su naturaleza comunicativa y su capacidad para transmitir significados. Aunque cada uno tiene sus particularidades y aplicaciones específicas, todos comparten la capacidad de representar y comunicar información de manera estructurada. Al explorar estos puntos en común con el lenguaje humano, ampliamos nuestra comprensión de cómo los sistemas semiológicos influyen y dan forma a nuestra sociedad, nuestra cultura y nuestra forma de interactuar con el mundo.

Por último, deberíamos hacer una pequeña reflexión sobre las lenguas en general. Llevaremos a cabo un análisis del caso del inglés, la lengua franca (entiéndase, la lengua internacional más hablada a nivel global), desde hace ya casi más de un siglo y medio. Si se fijan, hasta las personas más ignorantes es posible que algo entiendan en esa lengua (es practicamente universal entender, al menos, hello, what, thank you, etc). Por supuesto, una enorme cantidad de personas saben mucho más que eso. Y la enorme mayoría de los no hablantes nativo de inglés la primera lengua que quieren estudiar y aprender es justamente esa. Ahora bien, basados en el crecimiento demográfico y económico de China, se dice que el chino superará al inglés como lengua franca dominante. Desde este blog lo ponemos seriamente en duda. Nosotros deberíamos observar que es prácticamente imposible abstraerse del inglés, esta lengua está prácticamente en todos lados, nos acompaña vayamos donde vayamos (siempre veremos inglés en vidrieras, publicidades, anuncios, etc. etc. prácticamente todos los días y en todos los lugares).

Vamos a suponer que nosotros somos unos apasionados por estudiar una lengua X (cualquiera, elijan la que quieran: italiano, portugués, francés, etc. Elijamos, por cuestiones didácticas el italiano). La estudiamos muchos años. Sin embargo, si no la practicamos, es decir si no la ponemos en uso, se nos oxidará. Por más expertos que nos volvamos de italiano, no tenemos muchas personas en nuestro círculo social más cercano que lo hablen para poder practicarlo. Nuestro italiano lentamente se irá aletargando, se pondrá a dormir la siesta si no lo utilizamos con asiduidad. En cambio, siempre encontraremos alguien con quien charlar en inglés, es muy difícil que nuestro inglés deje de estar activo. Pero tenemos también otra cosa, la cultura artística de Estados Unidos e Inglaterra es maravillosa, su música es maravillosa, su cine es maravilloso. El hecho de que el cine estadounidense sea de tanta excelencia y calidad, colabora completamente en que no podamos no tener contacto con su idioma. Lo mismo acontece con su música, escuchamos cientos de artistas de habla inglesa de excelencia, la lista es interminable: Madonna, Michael Jackson, The Rolling Stones, Queen, etc. etc. Son innumerables. Los mejores artistas cantan en inglés, las canciones que cantamos están en inglés. ¿Cuántas canciones en alemán, italiano, francés, portugués conocen? Pocas. A las demás lenguas extranjeras hay que buscarlas, en cambio el inglés nos busca a nosotros (y nos encuentra). Lo mismo podría preguntarse con el cine. Son poquísimas las películas que conocemos que no sean estadounidenses o inglesas. El hecho de dominar culturalmente al mundo (y debemos reconocer que merecidamente, debido a la excelencia de sus productos) conlleva indirectamente que nos invada su lengua y nosotros no podamos escapar.

¿Cómo llegó el inglés a dominar el mundo? Podríamos pensar dos etapas, primero cuando Inglaterra se convirtió en la máxima potencia mundial debido a su Revolución Industrial, lo que les permitió expandirse y poder comerciar por todo el globo terráqueo. En este contexto, para poderles vender sus productos a Inglaterra, los vendores tenían que aprender a hablar inglés. Al ser el país que llegaba hacia más destinos, más comerciantes tenían que hablarlo. Obviamente, también Inglaterra colonizó una enorme cantidad de países (como el que mencionaremos a continuación). El segundo momento es sin ningún tipo de dudas el advenimiento de los Estados Unidos de Norteamérica como la máxima potencia mundial de los últimos 150 años: así como el dólar es la moneda internacional más importante, la lengua del país más importante pasa a ser la lengua más importante.

En este aspecto, tener una lengua franca (función que cumple el inglés en el mundo actual) es estrictamente necesario y demandado por la población mundial. Consideremos paralelamente la función del dólar (que antaño cumplía el oro), su existencia facilita a que las comunidades internacionales puedan comerciar entre sí (si yo quiero ir de vacaciones al extranjero no aceptarán mi moneda nacional, ni yo tendré su moneda), el dólar funciona de intermediario. En el caso del lenguaje ocurre un proceso similar, pero todavía más profundizado: en el turismo y, fundalmentalmente, en el comercio es muy necesario tener una lengua determinada que funcione como puente conector entre diferentes culturas.

Retomando lo que respecta a la guerra semiológica, Estados Unidos tiene una enorme ventaja respecto al resto de los países del mundo, será muy pero muy difícil desbancar su supremacía. Se produce una dialéctica, un círculo que refuerza el propio hecho. Estados Unidos tiene una cultura maravillosa y admirada por al menos la mitad del planeta, y además tiene el idioma internacional. Ambas cosas se retroalimentan mútuamente. Con el inglés impone su visión de pensamiento en todo el mundo. Y con su visión de pensamiento impone su cultura. Y con su cultura impone el inglés. Además, otro detalle importantísimo que tiene el inglés es que es una lengua sintácticamente muy sencilla y simple de aprender. Eso facilita todavía más a que los usuarios extranjeros puedan hablarla. El inglés destaca por su simplicidad y sencillez. Estados Unidos tiene absolutamente todo a favor para seguir siendo la máxima potencial por muchísimas décadas más.

Por otro lado, un dato curioso sobre Jorge Luis Borges y cómo funciona el lenguaje, como ustedes sabrán Borges fue un hombre muy longevo, murió a pocos meses de cumplir 87 años (nació en 1899 y fallecería en 1986). Él tenía el inglés como lengua materna (era un niño bilingüe, hablaba inglés y castellano), porque su madre era oriunda de Inglaterra. Ella había nacido en 1842 y al tiempo vino a la Argentina. Piensen ustedes que en aquellos tiempos al no haber teléfonos ni nada por el estilo, si uno se va de su tierra natal su lengua quedará "congelada". ¿A qué nos referimos? A que si uno abandona su país, su lengua no se "actualizará" con las palabras/frases nuevas que vayan apareciendo. Supongamos que uno se acostumbra a decir una palabra "x" (supongamos, a contestar "perfecto" cuando nos dicen algo), pero si con el paso de los años esa palabra deja de estar de moda (supongamos que "perfecto" sea reemplazada por "listo") el hablante la reemplazará. Pero en el caso de que uno se vaya de su patria, nunca se enterá que la palabra dejó de estar de moda y la seguirá usando. (Hagan la siguiente prueba: vean películas argentinas de hace 30/40/45 años y comprobarán que se habla un poquito distinto, con frases que hoy en día calificaríamos como "anticuadas").

Este es el caso de la madre de Borges, quien adquirió el inglés en su infancia (pongamos un inglés de la década de 1840), pero se vino a vivir a la Argentina en 1869 (es decir, fecha en que su inglés "se congeló". Posteriormente, Borges nacería un año antes del siglo XX y aprendería ese inglés de 1869, es decir un inglés que ya tenía 31 años de "desactualización"). Obviamente como Borges vivía acá en Buenos Aires, no tenía muchas posibilidades de "actualizarlo" tampoco. ¡Y Borges vivió hasta 1986! ¡Esto quiere decir que en 1986, Borges hablaba una lengua de casi 117 años atrás! Así es como funcionan las lenguas. Como vimos, hoy en día es prácticamente imposible que pueda ocurrir algo similar, porque incluso abandonando nuestra patria, con la existencia de la internet y los teléfonos, siempre podremos hablar con nuestros compatriotas y "actualizarnos" lingüísticamente.

Una pequeñísima y última reflexión sobre el inglés. Recordemos la teoría de composicionalidad de Frege. Supongamos que nosotros estamos estudiando inglés, pero todavía no tenemos un nivel de excelencia. Si nosotros nos hacemos los cancheros y escuchamos una película sin subtítulos tenemos que estar totalmente atentos. Una palabrita que no captamos y podemos estar entendiendo de manera totalmente incorrecta la totalidad del significado de una escena debido a que, como propone Frege, la oración está compuesta por la totalidad de sus elementos. Pero vayamos todavía más allá en nuestro análisis, si seguimos la teoría estructuralista y tomamos a la película como un sistema (podemos proponer a las escenas como los elementos del sistema), puede ocurrir que si no entendemos una escena, no entendamos la película entera.

Concluyendo, obsérvese la importancia del lenguaje. ¿Ustedes saben cuál era el secreto que tenían los esclavistas para comerciar esclavos negros del África? Imagínense capturar un grupo de entre 20 y 50 personas. Es obvio que ese grupo intentará organizarse para juntos defenderse del enemigo, lo cual provocará que los esclavistas tengan que utilizar armas, lo que a su vez producirá violentos enfrentamientos. Para evitar eso utilizaban una estrategia muy sencilla: los esclavos que serían subidos a los barcos luego de ser capturados eran dividos y separados de sus compatriotas y puestos con otros esclavos oriundos de otras zonas geográficas que hablaran idiomas diferentes. Es decir que los esclavos que viajaban en los barcos no podían comunicarse entre ellos, porque todos hablaban lenguas distintas, y de esa forma no podían organizar una estrategia de defensa y contragolpe.

Desde el plano formal, tiene lógica esa separación de los esclavos. John Austin, heredero teórico de Ludwig Wittgenstein, tiene un libro titulado How to do things with words. Evidentemente, hay cosas que las hacemos con el lenguaje. Así como a través del lenguaje se puede armar un motín, vean estas determinadas situaciones: Cuando gritamos un gol en el fútbol o cuando decimos "¡qué frío!", no estamos modificando nada. Pero, en otras, como por ejemplo en una boda, si decimos "Sí, acepto" estamos cambiando la situación: pasamos de solteros a casados. Lo mismo cuando un juez dice "declaro culpable al acusado", en el cual el acusado deja de ser una persona libre para pasar a perder su libertad. Hay determinados momentos en los que a través del lenguaje se hacen/logran cosas.

Hemos visto a lo largo de este texto dos posturas filosóficas complementarias entre sí, si bien podemos diferenciar principalmente a los analíticos como empiristas, es decir, filósofos motivados por la realidad (de ahí su preocupación por SL sin un referente en la realidad como "el rey de Argentina"). Por otro lado, tenemos el estructuralismo saussureano, suscriptor de una teoría mentalista. La gran diferencia entre unos y otros es que deberíamos catalogar a los filósofos analíticos dentro de una visión triádica del SL (significante + significado + un referente en la realidad), mientras que el SL saussureano es binario, únicamente significante y significado. Deberíamos plantear que Saussure se enfoca únicamente en lo mental, es cierto que "El Rey de Argentina" o "Papá Noel" no tienen referente, pero eso a De Saussure no le parece importante, porque enfoca su estudio únicamente dentro de una teoría mentalista, porque para él la realidad no es su objeto de estudio, sino únicamente lo que los hablantes tienen en su mente, que es dónde la relación entre un significante y su concepto asociado se efectúa, independientemente de la realidad. Esto nos ayuda a entender por qué podemos pensar en el Hades sin haberlo conocido y sin que este lugar ficticio exista en la realidad. Podríamos decir que es Noam Chomsky quien une y toma conceptos de ambas visiones, porque siendo un mentalista, suma también la lógica a su teoría lingüística.

Una de las grandes diferencias que debemos marcar, para poner a Frege, Russell y Wittgenstein como eje de la filosofía del lenguaje es que si bien a lo largo de la historia distintos intelectuales filosofan sobre el lenguaje (hemos visto que ya en la antiguedad Platón escribió "Cratilo"), la diferencia fundamental radica en que esos filósofos discurrian sobre diversos temas, entre los cuales ingresaba el lenguaje, como un tema más. En lo que respecta a los filósofos analíticos, ellos se dedican a estudiar exclusivamente el lenguaje, de ahí que se denomine a este movimiento "el giro lingüístico", es decir que el lenguaje pasa a ser el eje del estudio filosófico.

Hoy en día están muy de moda chatear con las inteligencias artificiales (iiaa), lo cual de alguna manera puede llegar a "revivir" la hipótesis de un lenguaje perfecto como tanto soñaban los analíticos. Observen ustedes que, al menos hasta ahora (mediados de 2023), estas iiaa no mienten ni suelen entender las ironías. Retomando a Barthes, las iiaa únicamente funcionan con el lenguaje denotado, es decir con los significados que encontraremos en los diccionarios, los significados literales de las palabras. Supongamos que nosotros queremos ser irónicos en un chat con una iiaa (lo cual no tendría mayor sentido, a menos que el objetivo sea justamente conocer qué va a contestar la máquina) y decirle: "Argentina es un país africano". Aquí es donde entrará en juego el significado connotado que teoriza Barthes, lo que en realidad le estamos diciendo entrelíneas es que Argentina es un país muy empobrecido, porque África es el continente más pobre económicamente. Sin embargo, ella no va a entender eso y nos contestará que estamos equivocados, que en realidad la Argentina es un país de América del Sur. Es se debe a que ellas se enfocan únicamente en el significado literal, es decir la dimensión denotativa del SL que proponía Barthes. Similar ocurre con las mentiras, las iiaa no están preparadas para mentirnos. Nosotros les hacemos preguntas y ellas contestan con lo que honestamente consideran que deben contestar. Pueden equivocarse, pero nunca querrán mentirnos. Esto nos lleva a plantear la posibilidad de que las iiaa, al menos en la actualidad, usen el lenguaje de una manera muy cercana a lo que pretendían los filósofos analíticos.

Comentarios

  1. René Descartes fue la persona que formuló la frase "pienso, ergo existo".
    Si le preguntan a cualquier ser humano (en la actualidad) "¿Existis?". Por una cuestión lógica y obvia la respuesta es sí.
    Pero según Descartes la existencia es algo que se puede dudar, al igual que todo. Es por eso que idea una teoría en la que si dudar es pensar entonces antes de asegurarnos que existimos nos formulamos esa pregunta ¿Existimos?, lo que nos lleva a dudar de esto, por ende lo pensamos.
    De allí sale el "pienso, ergo existo".
    Para Descartes dudar es pensar, entonces si podemos dudar de nuestra existencia significa que podemos existir.
    Pero por ejemplo, una pared, una mesa o cualquier objeto no vivo o vivo, como también lo es un árbol, no puede pensar pero existe.
    El punto de esto es que vos como tenés esa capacidad que te permite pensar sabes que ese algo existe, eso no lo sabe, pero vos la podes percibir, sentir y ver, sabes que eso existe aunque este no tenga la misma capacidad de pensar que el ser humano.

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