En la primera jornada de un ciclo de conferencias que organizó la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en 1984 un ya veterano Jorge Luis Borges declaraba:
Convendría observar que la idea de literatura realista es relativamente moderna. No creo que sea anterior a las sagas escandinavas del siglo XIII o la picaresca. Podría decirse que la ¿expresión? literatura fantástica es autológica, pero toda literatura es fantástica. (Altamiranda, 2000: 60)
Por intermedio de unos de los fundadores de la heterocósmica Lubomír Doležel nos proponemos exponer aquí en el siguiente texto un viaje imaginario hacia las dos primeras décadas del siglo XVI, con el objetivo de incursionar en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y en "El Amante Liberal" publicado en 1613 en las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra. Asimismo, nos serviremos de los conceptos de la teoría del escritor checo titulada "mimesis y mundos posibles" para analizar las conjeturas surgidas de los textos.
Lubomír Doležel ya desde poco antes de la década del ochenta viene proponiendo una manera distinta de analizar la ficcionalidad en un texto literario. En Poetics Today publica su artículo "Mimesis and Possible Worlds", en el cual critica visiones al respecto anteriormente planteadas. En otras palabras, el checo descree (al igual que podemos ver en Borges en 1984) de que los textos literarios copien o imiten la realidad del mundo en el cual vivimos (1997 [1988]: 71). Verbigracia, leyendo a Doležel nosotros podemos pensar que por más que Cervantes haya sido [o no] el mejor escritor en lengua castellana y que haya vivido en carne propia el mundo árabe es imposible para un ser humano representar de manera perfecta y completamente idéntica un lugar o una situación.
El teórico nacido en Lesnice, en la actual República Checa, es un estudioso de la semántica ficcional, la cual en este caso nos servirá para el presente trabajo: "La semántica ficcional concibe los textos literarios como sistemas semióticos para construir (generar la existencia) de mundos ficcionales, paralelos al mundo real aunque autónomos respecto a éste" (Doležel, 1999 [1984]: 199). En otras palabras, el mundo "real" en el cual vivimos no puede ser explicado de manera exacta por nadie, primero y principal porque somos seres humanos y segundo porque la "realidad" que vive cada persona es completamente subjetiva de cada cual. En consecuencia, por mencionar algún lugar, la Nicosia de "El Amante Liberal" que puede llegar a describir Cervantes (ya sea en sus escritos o aunque sea oralmente a su familia) puede ser completamente distinto a la que describa otro visitante del lugar o que describamos nosotros o, por supuesto, un nativo árabe del lugar . La realidad "real" sería irrepresentable por un humano, porque a cada humano le llega una realidad distinta por sus ojos hacia su cerebro y su corazón. Luego ese humano la representará desde su propia óptica, completamente subjetiva. Creemos que ese es uno de los motivos por los cuales Borges argumenta que no hay literatura realista, sino que toda literatura es fantástica. Ya volveremos a esto más adelante.
Otra de las teorías con las cuales Lubomír Doležel no acuerda es la teoría de la "mímesis universal" (Doležel, 1997 [1988]: 72). Uno de los críticos que proponen esta visión es Eric Auerbach, visión que por supuesto Doležel rebatirá:
Esta función interpretativa caracteriza la línea fundamental de la crítica
mimética desde Aristóteles hasta Auerbach. La práctica crítica de la obra de
Eric Auerbach, Mímesis. La representación de la realidad en la literatura
occidental [...] un libro que recuperó mejor que cualquier otro el status de
la crítica mimética después del ataque del modernismo, es una rica muestra
de ejemplos de la interpretación universalista de los particulares
ficcionales:
No sólo Sancho, sino también Don Quijote aparecen como personas
representativas de la España contemporánea... Sancho es un campesino de La
Mancha y Don Quijote... un pequeño caballero rural que ha perdido la razón.
(Doležel, 1997 [1988]: 72).
¿Esto qué quiere decir? Que habría en la literatura unas especies de representaciones convencionales de determinados personajes. Con eso el escritor debería formar su texto, o sea basado en un prototipo de héroe, un prototipo de malvado, un prototipo de damisela, etc. La mimesis, naturalmente, sería intentar copiar esas convenciones y llevarlas al texto literario. Por supuesto que Doležel no estará de acuerdo con esta postura, porque considera que si se basase en tipologías ya preexistentes entonces la literatura no crearía nada, sino que todo ya estaría creado de antemano esperando que venga un escritor a trasladarlo a un papel (1997 [1988]: 76). Para terminar de destruir la teoría mimética de Auerbach el Doctor en filología checo comenta que incluso algunos de sus propios teóricos seguidores no están convencidos con este pensamiento del alemán. En efecto da el siguiente ejemplo:
Según Martínez-Bonati. «un mundo de individuos» es «la brújula fundamental de la narrativa». «Aunque el significado simbólico o la verdad general de lo representado pueda alguna veces trascender a esta brújula en cuanto al significado final, no debemos permitir que ello oscurezca este fenómeno básico... El Don Quijote de Cervantes no es básicamente un tipo o símbolo, sino un individuo.» (Doležel, 1997 [1988]: 73-74).
Como contraposición, el teórico checo propondrá la teoría heterocósmica de la mimesis de los mundos posibles. Si bien él ejemplifica con el príncipe Hamlet, nosotros intentaremos pensar esto en base a Don Quijote. La teoría que plantea Doležel propone que la ficción sería autónoma del mundo real. Como si un mundo ficcional fuese independiente de cada trabajo. Un mundo posible para cada obra. El teórico checo, en sus tiempos en la Universidad, mamó la idea de que la literatura y el arte en general tenían autonomía (algo muy parecido a la autonomía del arte que pregonaban los esteticistas de finales del siglo XIX, como por ejemplo Oscar Wilde).
Esto implicaría que Don Quijote no tiene equivalencia con nadie real, ni tampoco con nadie ficticio (si bien es un personaje que imita las historias de otros personajes de las novelas de caballerías, en ninguno de esos libros había un hombre común alienado por leer libros del género). Tampoco Cervantes imitó a un prototípico hombre acrónico que se creía caballero, por la simple razón que nadie en el mundo real (en principio) podría creerse caballero andante (y si hubiese existido... ¿dónde empezar a buscarlo? Y finalmente ¿dónde encontrarlo? Misión prácticamente imposible). Sin embargo sí que existe Don Quijote. Todos lo conocemos, todos hemos leído o aunque sea escuchado sobre él. Pensemos en Papá Noel, sabemos que no existe, pero no obstante todos podemos describirlo, todos sabemos quién y cómo es y qué hace. Eso quiere decir que Papá Noel "existe", ciertamente no en nuestro mundo real, pero sí en algún mundo posible.
Don Quijote existe. Existe en el mundo posible que creó Cervantes en 1605. Un mundo tan posible como nuestro mundo real. Entendemos entonces que un mundo es posible siempre que se pueda representar mediante signos interpretables en el mundo real como pueden ser el lenguaje, las acciones, las formas, los colores, etc. ¿Por qué es posible en este caso entonces? Porque Cervantes logró describirlo con palabras. Lo "construyó" de tal manera que uno sabe dónde y cómo vivía Don Quijote. Lógicamente un mundo inaccesible para nosotros los seres humanos nacidos en la Tierra, pero sí perfectamente hospitalario tanto para él como para los demás personajes de la obra como Sancho, Cardenio, Rocinante, etc. Ellos viven su vida en armonía en ese mundo posible que les creó el escritor oriundo de Alcalá de Henares (incluso hasta se podría llegar a pensar que ese mundo posible no fue creado por el propio Cervantes sino por Cide Hamete Benengeli). Nosotros en nuestro mundo somos tan reales como Don Quijote en su mundo.
Dentro de la heterocósmica que plantea Doležel nos interesaría plantear la hipótesis de que el mundo posible en el cual se desarrollan las aventuras del Caballero de la Triste Figura no sería distinto independientemente de que haya sido escrito por Cervantes o por Avellaneda. Esto se debe a causa de que tanto en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de 1605 como en Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de 1613 el mundo posible en el que viven los personajes es el mismo. Un libro es la continuación del otro, amén de que esté bien o mal escrito, sea mejor o peor argumentalmente. La historia se desarrolla a modo de continuación. El mundo posible en el que viven los personajes no sufre modificaciones. Incluso el narrador sería el mismo. Si ampliásemos la teoría de Doležel a términos más relacionados con la biología podríamos decir que tanto en el libro de 1605 de Cervantes como en el publicado por Avellaneda los personajes viven en el mismo ecosistema. Podríamos pensarlo de alguna forma, en la misma dimensión.
Siguiendo la teoría del teórico checo, donde sí planteamos la existencia de "otro" mundo totalmente distinto es en la edición de 1978 del libro de Marco Denevi Falsificaciones. Allí hay un personaje que sufre drásticas transformaciones. Nada menos que Dulcinea, aquella rústica aldeana del Toboso, aquella misma de quien Don Quijote, según escribió Cervantes en el siglo XVI, se había prendado locamente y a la cual había llegado a idealizar de sobremanera, convirtiéndola en objeto predilecto de sus más avezadas quimeras.
En la ficción de Denevi las cosas no suceden así. Los lectores nos vemos nuevamente obligados a reconsiderar nuestros conocimientos previos a la luz de las innovadoras fabulaciones propuestas por este intrépido autor. En Falsificaciones, la historia de Dulcinea da un giro muy interesante y el rol de este personaje experimenta una transformación que probablemente dejaría sin palabras al mismísimo Cervantes: Dulcinea ya no encarna aquí a aquella campesina analfabeta a quien un idealista Quijote enaltece en su fantasía, sino todo lo contrario.
Denevi se vale del procedimiento de la inversión, esta vez para hacer de Aldonza Lorenzo una joven educada y aficionada a la lectura que, a raíz de leer tantas novelas de caballería, ha acabado perdiendo la razón y se ha inventado a un galán llamado Don Quijote, fruto de su exaltada imaginación:
Vivía en el Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchuelo y de Francisca Nogales. Como hubiese leído novelas de caballería, porque era muy alfabeta, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar Dulcinea del Toboso. […] Se inventó un galán a quien dio el nombre de Don Quijote de la Mancha. Decía que Don Quijote había partido hacia lejanos reinos en busca de lances y aventuras, al modo de Amadís de Gaula y Tirante el Blanco, para hacer méritos antes de casarse con ella. (Denevi, 1984 [1966]: 126)
Es por esta razón que Lagmanovich, en su análisis de este microrrelato, afirma que "ciertos núcleos fundamentales de la historia cervantina se repiten aquí [...], pero podría decirse que con el signo cambiado" (1997: 76). Como acabamos de ver, en este episodio paródico muchos de los elementos del texto preexistente siguen estando, sólo que simétricamente invertidos.
La historia de Denevi se abre con la presentación del personaje de Dulcinea, mientras que el primer capítulo en Cervantes giraba en torno a la descripción de Don Quijote. Se puede advertir que hay un cambio drástico en cuanto a la relevancia de cada personaje dentro de la narración: Dulcinea se realza y ocupa ahora el lugar protagónico de la narración, es ella el eje alrededor del cual giran los acontecimientos, mientras que el personaje de Don Quijote, figura central en la narrativa de Cervantes, sólo es susceptible de existir a partir del deseo enfermizo de la dama.
Por otra parte, quien está sumergido en el delirio aquí no es Don Quijote sino Dulcinea y, como si esto fuese poco, en la narración de Denevi Don Quijote ni siquiera constituye un ente real, sino una fantasía que termina por cobrar existencia real cuando un joven de los alrededores, enamorado de Aldonza, se aprovecha de su locura haciédose pasar por Don Quijote. Ahora no son sus nobles ideales los que impulsan su arriesgada empresa, sino el afán de complacer el capricho de una loca Dulcinea y ganarse de esta manera su corazón:
Un hidalgo de los alrededores, un tal Alonso Quijano, que a pesar de las viruelas estaba prendado de Aldonza, ideó hacerse pasar por Don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en su rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas del imaginario don Quijote. (Denevi, 1984 [1966]: 126)
Otro detalle interesante es el cierre de la historia: mientras que en la versión de Cervantes es Alonso Quijano quien finalmente muere desengañado de sus ideales, aquí la que muere desencantada de sus quimeras y sin conocer a su enamorado, es Dulcinea:
Cuando, confiando en su ardid, fue al Toboso y se presentó delante de Dulcinea, Aldonza Lorenzo había muerto. (Denevi, 1984 [1966]: 126)
En consecuencia aquí sí tenemos la presencia, a diferencia de lo que ocurría en el libro de Avellaneda, de otro mundo posible completamente distinto. En Denevi Don Quijote no es el mismo que en Cervantes (y Avellaneda lógicamente). En ese mundo en el cual viven estos personajes no hay un loco que se cree caballero andante, sino que hay una loca que leyó muchas novelas de caballerías. Ergo, son universos, dimensiones (palabras nuestras), "mundos posibles" (palabras de Doležel) completamente diferentes.
Retomando al teórico literario recibido en la Universidad Carolina de Praga, él descree del estudio de la disciplina semiótica de la narratología como un estudio de vital jerarquía, por lo cual a partir de ello propone un acercamiento semántico del hecho ficcional, es decir, a través de su significado. En consecuencia, podemos justificar por qué los mencionados anteriormente son mundos posibles distintos: entre otras cosas es otro el narrador de las historias. Uno de los conceptos que más importancia tiene a lo largo de los artículos en los cuales Lubomír Doležel enseña la teoría de la mimesis y los mundos posibles es la de los narradores que muestran las historias, esto a causa de que la óptica del mismo y la representación que le llega al lector difieren detallistamente dependiendo de quien cuente los acontecimientos. Acá está la clave que no deja ninguna duda de que los mundos posibles creados por Cervantes y Denevi son distintos. A la historia de 1605 nos la trae Cide Hamete Benengeli y a la de Falsificaciones un tal Pablo de Medina precursor de Cervantes a quien se le atribuye la autoría de la historia de Dulcinea.
Los mundos posibles son sistemas que tienen una suerte de "autonomía". Doležel indica que: "Un mundo ficcional se caracteriza por una serie de constituyentes, por una estructura específica y por sus propios potenciales semánticos" (1999 [1984]: 200). Esto quiere decir que tienen leyes físicas únicas y un "orden natural" (Doležel, 1997 [1988]: 82) para cada uno. Por ejemplo, así como en el Amadis de Gaula era algo común elementos mágicos, en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha no los hay. En las obras de ciencia ficción se encuentran elementos sobrenaturales de manera asidua, el contexto literario en que están escritas es así. En cambio en el libro de Cervantes de 1605 esas cosas no aparecen. En otras palabras los contextos de cada mundo posible son uniformes. Fácticamente no hay gigantes con poderes: hay molinos. En otras palabras podríamos decir que el mundo posible de hecho en el cual vive Don Quijote es verosímil (las supuestas cosas mágicas que ocurren no son tales, sino pura imaginación del personaje, algo que podría ocurrir en la vida real. Esto no quita que sigamos hablando de un personaje totalmente ficcional. Que sea una lectura verosímil, que podría ocurrir dentro de las leyes del mundo real en el que vivimos, no impide en absoluto lo que decía Borges de que toda literatura es fantástica).
Lo mismo ocurre en "El Amante Liberal". No hay elementos sobrenaturales, son todos elementos creíbles que podrían acontecer en la vida cotidiana (más allá de que suena poco creíble que Leonisa se haya mantenido pura a pesar de haber sido secuestrada y vendida y pasado por varios musulmanes, en el fondo "podría pasar" que mantenga su estado). El ejemplo más claro de esto son las series televisivas de los años sesenta Los Picapiedras y Los Supersónicos. Son mundos posibles con leyes únicas de cada uno. Ni en Los Picapiedras vamos a encontrar cohetes voladores, sino por el contrario todos elementos pedregosos ni en Los Supersónicos vamos a encontrar dinosaurios, sino toda tecnología de avanzada. Las leyes de los mundos posibles son sistemas coherentes entre sí, con reglas individuales pertenecientes a cada uno de los mundos.
En otro orden de las cosas, Doležel marca otras dos: "tesis fundamentales de la semántica ficcional que pueden derivarse del modelo de los mundos posibles":
El conjunto de mundos ficcionales es ilimitado y variado al máximo. Si los mundos ficcionales se interpretan como mundos posibles, la literatura no queda restringida a las imitaciones del mundo real. «Lo posible es más amplio que lo real» [...]. Sin duda, la semántica de los mundos posibles no excluye de su ámbito los mundos ficcionales similares o análogos al mundo real; al mismo tiempo, no tiene problemas en incluir los mundos más fantásticos, muy apartados de o contradictorios con «la realidad» [...] Los mundos de la literatura realista no son menos ficcionales que los mundos de los cuentos de hadas o la ciencia ficción. (Doležel, 1997 [1988]: 80)
"El Amante Liberal", como ya vimos anteriormente, es una historia verosímil en la cual no acaecen sucesos sobrenaturales. Ahora bien, ¿qué tan "real" puede ser para una persona caer en cautiverio turco, enamorado de la hermosa novia de otro individuo, creerla muerta, luego encontrarla viva y virgen, luego de haber sido "vendida" varias veces, rescatarla y volver a Trápana expeditivamente y que ella deje a su novio y se case con esa persona? Como mínimo podríamos decir que esto sería poco probable en el mundo real. Sin embargo es totalmente posible , por eso, como mencionamos recientemente, comenta el teórico checo: "Lo posible es más amplio que lo real" (Doležel, 1997 [1988]: 80). Ciertamente dicen que en el amor no hay límites, que un enamorado puede hacer lo que sea por su amada. En verdad ciertamente "El Amante Liberal" es una historia emocionante y muy recomendable. Lo que hace Ricardo por Leonisa y como conquista su amor es conmovedor, casi hasta las lágrimas. No quita que en este mundo ficcional, si bien cumple con el argumento verosímil, y no contradice la realidad, suena cuanto menos "fantástico" (como diría Borges) que ocurran con suceso todas esas situaciones.
¿Cómo llegó entonces a ocurrir esta mezcla? Justamente porque los mundos posibles son ilimitados y variados al máximo. Obviamente, primero tuvo que acontecer que a Cervantes se le haya ocurrido la historia. Luego que en la literatura uno pueda escribir lo que sea, que no haya límites para la imaginación de un escritor . A partir de allí es que en una obra la amplitud de lo posible abarque hasta el finito conocido por un ser humano que tenga ganas de escribir. Lo mismo ocurre para el lector según Doležel:
Se ha observado que el mismo principio es válido desde el punto de vista del lector: «Al lector no le resulta más fácil crear y creer en el bien documentado mundo de Zola que imaginar hobbits o elfos. El salto imaginativo hacia el mundo espacio-temporal de la novela debe darse en ambos casos» (Doležel, 1997 [1988]: 80)
En correlación con esto "Los mundos ficcionales son accesibles desde el mundo real" (Doležel, 1997 [1988]: 82)
Mientras los seres humanos seamos los únicos capaces de leer y escribir las historias serán creadas por la imaginación de los mismos. Esto quiere decir que el mundo real en el que nosotros vivimos es quien nos ayuda a erigir los mundos ficcionales posibles. "El amante liberal" es lo que es por la imaginación de Miguel de Cervantes y por sus experiencias personales como individuo. ¿Por qué Cervantes, en el patriarcal siglo XVII, en sus escritos le da un lugar tan importante y con tanto poder de decisión a la mujer ? Probablemente porque su familia estaba compuesta en su mayoría por féminas. A su vez las actitudes que el autor considera deben tener los personajes son fruto, tal vez, de haber estado "cinco años y medio cautivo" (Cervantes, 1971 [1613]: 11) y de haber conocido íntimamente por experiencia propia el mundo turco.
El mundo real participa en la formación de los mundos ficcionales [...] transmitiendo «Hechos en bruto» o «realemas» culturales [...]. En estas transferencias de información, el «material» del mundo real penetra en la estructuración de los mundos ficcionales. (Doležel, 1997 [1988]: 82)
Mediante este proceso de "transmisión" ocurrida desde la mente y los recuerdos de Cervantes hacia un papel, como él mismo comenta: "mi ingenio las engendró y las parió mi pluma" (1971 [1613]: 13), nos llega a los lectores una historia en la cual está presente un mundo ficcional que podemos observar y aprender de él (por ejemplo si alguien lo ignoraba, después de leer "El Amante Liberal" puede conocer y sumar a su propio conocimiento algunas cotidianidades del mundo turco en el siglo XVII), luego de que hagamos el proceso natural de saber que ese mundo no es real, sino que es como una especie de "burbuja ecosistémica" en la cual viven Ricardo, Leonisa y sus amigos y enemigos:
En la recepción de los mundos posibles, el acceso se da a través de textos literarios que son leídos e interpretados por lectores reales. La lectura y la interpretación implica muchos procesos diferentes y depende de muchas variables, por ej. el tipo de lector, su estilo de lectura, el propósito de su lectura, etc (Doležel, 1997 [1988]: 83).
¿A qué público le dedicaba Cervantes sus Novelas Ejemplares (y por regla de tres simple también "El Amante Liberal")? A un "lector amantísimo" que pueda tener un tiempo de ocio en el cual regenerarse, para luego sí poder seguir trabajando. Nos da a entender que para tener éxito en el trabajo es muy importante distenderse en los tiempos de descanso. Una mirada ciertamente muy adelantada en el tiempo. Dice Cervantes en su prólogo de las Novelas Ejemplares:
Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de
trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse, sin daño de barras;
digo, sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y
agradables, antes aprovechan que dañan.
Sí, que no siempre se está en los templos; no siempre se ocupan los
oratorios; no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean.
Horas hay de recreación, donde el afligido espíritu descanse. (Cervantes,
1971 [1613]: 12)
Retomando lo que mencionamos anteriormente, ya sabemos que así como nuestro mundo fue creado algunos dicen por el Big Bang y otros por Dios, los mundos ficcionales son creados por un poeta "gracias al poder de su imaginación". (Doležel, 1997 [1988]: 88). "Los mundos posibles no se descubren en depósitos lejanos, invisibles o trascendentes sino que son construidos por mentes y manos humanas [...] las ficciones literarias se construyen en el acto creativo de la imaginación poética, la actividad de la poiesis" (Doležel, 1997 [1988]: 88). La pregunta que surge es ¿Cómo hace el escritor para que el lector decodifique ese mundo que él representó? La clave está en la autentificación de los acontecimientos ocurridos. ¿Cómo se autentifica un hecho? Desde la forma en que nos llega el mensaje. ¿Cómo nos llega ese mensaje? Por intermedio del narrador.
La mejor manera de autentificar una historia es recibirla a través del narrador en tercera persona, que es el narrador omnisciente, según el teórico checo el narrador "fiable" (Doležel, 1997 [1988]: 91). En el caso de "El amante liberal" el narrador está en tercera persona, en consecuencia, todo lo que nos llega es confiable. El mundo ficcional es tal cual está descrito en el texto. Las subjetividades que, verbigracia, le acontecen a Ricardo cuando él narra cómo fue secuestrado, sus lágrimas por creer él que Leonisa estaba muerta forman parte de los diálogos que cita el narrador en tercera persona. La realidad, como mostrará luego el narrador, era que Leonisa estaba viva pero que Ricardo no lo sabía.
En el caso de, en cambio, de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, la segunda parte de las aventuras de Don Quijote, publicado en 1615, sabemos también que las aventuras se desarrollan en un mundo ficcional verosímil y que, por ejemplo, el supuesto barco encantado no es tal porque queda autentificado que todo es subjetividad del caballero de la triste figura, puras fantasías suyas. Por medio de la narración del texto, queda claro que la realidad era otra, la realidad era que cabalmente era un barco común y corriente perteneciente a unos pescadores. Sería imposible que los lectores cometerían el equívoco de creer como realidad la visión de Don Quijote. La visión autentificada es la de la tercera persona, la cual relata:
Los pescadores y molineros estaban admirados mirando aquellas dos figuras tan fuera del uso, al parecer, de los otros hombres, y no acababan de entender a dó se encaminaban las razones y preguntas que don Quijote les decía; y teniéndolos por los locos les dejaron y recogieron a sus aceñas, y los pescadores a sus ranchos. Volvieron a sus bestias, y a ser bestias, don Quijote y Sancho, [...] (Nasif, 2012: 138)
En conclusión, la realidad autentificada por la estructura narrativa del texto no era que había un barco encantado sino que Don Quijote ya "no pued[e] más" (Nasif, 2012: 138).
Otra de las características de los mundos ficcionales de la literatura es que son incompletos (Doležel, 1997 [1988]: 84). Así como Umberto Eco en su Lector in fabula. La cooperazione interpretativa nei testi narrativi mostraba la idea de que el escritor buscaba un lector modelo que pueda completar los vacíos que deja en su texto (1987 [1979]: 73-77), ocurre similar en la teoría de Doležel.
La propiedad de la incompleción implica que muchas de las conclusiones
concebibles acerca de los mundos ficcionales son irresolubles. [...]
Si bien la incompleción es una «deficiencia» lógica de los mundos
ficcionales, también es un factor importante de su eficacia estética. Los
dominios vacíos son constituyentes de la estructura del mundo ficcional, ni
más ni menos que los dominios «llenos». La distribución de dominios llenos y
vacíos se rige por principios estéticos, e. d., por el estilo del autor, por
convenciones del género o del período histórico, etc. Varios estudios
recientes de semántica literaria han puesto de manifiesto la relevancia
estética de la incompleción (Doležel, 1997 [1988]: 85).
Lógicamente por la economía del lenguaje y, como dice Doležel, por una cuestión estética un texto no debe ser extremadamente minucioso en su conformación. Se tornaría eterno e incluso aburrido para el lector. En este aspecto de Cervantes, "el [escritor] primero que h[a] novelado en lengua castellana" (1971 [1613]: 12) podría decirse que es un especialista en el tema. No hacía falta aclararle cuánto y cómo debía escribir para transmitir la historia que tenía en su mente hacia el papel.
En el caso de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha el autor lo logra de manera óptima con episodios cortos de entretenida lectura. En "El amante liberal", obviamente el novelista no puede perder tiempo contando absolutamente todos los detalles habidos y por haber en el mundo de Ricardo, Leonisa y demás personajes. El lector tiene que completar los vacíos. Prueba de ellos es la duda que nos atacó momentos atrás. ¿Cómo hizo Leonisa siendo tan hermosa y teniendo esa capacidad tan simple de enamorar a tantos hombres para mantener su virginidad? Incluso habiendo frecuentado situaciones tan complejas como haber pasado de mano en mano de esclavistas y secuestradores. En nuestra edición la novela abarca exactamente cuarenta páginas. Si Cervantes hubiese tenido que andar explicando cada una de nuestras dudas surgidas la novela podría haber alcanzado una infinidad. Ergo, el lector tiene que completar e imaginarse cómo pudo haber hecho Leonisa para arreglárselas solita frente a todos esos turcos millonarios sedientos por acostarse con ella. Otro ejemplo que también podemos mencionar es que en algunos pasajes se alude muy brevemente a que Ricardo está enamorado de ella desde muy pequeños. Suponemos entonces que al lector, si le importase, tiene que imaginarse él la infancia de la pareja. También podría ocurrir tal vez que estos detalles no sean importantes o, como dice el filósofo estadounidense Nicholas Wolterstorff: "Se deb[a] a que no hay[a] nada que saber" (Doležel, 1997 [1988]: 85)
Volvamos al tema que habíamos anticipado anteriormente sobre la autentificación de los hechos en los mundos posibles. ¿Lo verdadero, la verdad es incompatible con lo ficcional? Para nada, según Doležel. Ciertamente en el mundo real hay verdades, por mencionar algunas podemos afirmar indubitablemente que Cervantes era español y que España es un país de Europa. Ahora bien, el fundador de la heterocósmica plantea que dentro de la ficción también hay verdades. Nosotros una verdad que podemos mencionar es que Ricardo estuvo cautivo en Nicosia y que Leonisa fue comprada por un judío. Nadie puede negar esas afirmaciones. Indica Doležel: "podemos dar una definición del concepto de verdad [...]: una frase [...] ficcional es verdadera si expresa (describe) un estado de cosas existente en el mundo ficcional del texto; es falsa si tal estado de cosas no existe en el mundo ficticio del texto" (1997 [1980]: 99).
Ahora bien, para saber qué es verdad y qué no en un texto literario debemos, como mencionamos anteriormente, prestar atención a quién es el que cuenta los hechos. La literatura cervantina que estamos analizando formaría parte de lo que Doležel llamaría "Modelo Binario" . El modelo binario implica la forma en que se construye un mundo posible, es decir cómo nos llega esa información (1997 [1980]: 102). Para "calificar" la información de los mundos necesitamos que los elementos estén autentificados. ¿Hay un barco encantado en El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha? De ninguna manera. ¿Hay gigantes en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha? Tampoco. ¿Cómo sabemos esto? Porque el narrador en tercera persona, que es el narrador omnisciente, el narrador que sabe absolutamente todo, nunca menciona tales eventos. La persona que alude estas cosas es un personaje de la historia, Don Quijote, desde una mirada completamente subjetiva. El lector tiene que tener cuidado de quién es el proveedor de la información que constituye el mundo ficcional. Los elementos provistos por el narrador en tercera persona siempre deben ser tomados como verídicos. Los elementos de los demás no. El narrador en tercera persona es la voz de autoridad. En el caso de "El amante liberal", cuando toma la palabra Ricardo él se piensa que Leonisa estaba muerta. Nada más alejado de la realidad: Leonisa estaba viva porque la había comprado un judío.
En su "Verdad y autenticidad en la narrativa" Doležel trae un ejemplo que nos viene al pelo:
El ejemplo es un extracto de Don Quijote, de Cervantes, que relata el
conocido encuentro con los molinos:
En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel
campo, y así como don Quijote los vió, dijo a su escudero:
- La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear;
porque ves allí, amigo Sancho Panza, dónde se descubren treinta, o poco más,
desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las
vidas con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena
guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz
de la tierra.
- ¿Que gigantes? -dijo Sancho Panza.
- Aquellos que ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen
tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no
son gigantes, sino molinos de viento, y lo que el ellos parecen brazos son
las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
Claramente, el texto no fuera a hacer la pregunta: ¿qué existe en el mundo
narrativo de Don Quijote, los molinos o los gigantes? Nuestra respuesta es
[...]: los molinos. Nuestra razón para tomar esta decisión es [...] sabemos
que hay molinos en el campo porque el narrador nos lo ha dicho [...], mi
enfoque se basa en que no se pueden asignar valores de verdad las
afirmaciones del narrador, porque no se refieren a un mundo, sino más bien
construyen un mundo. (Doležel, 1997 [1980]: 104-105)
Como marcamos nosotros en letra negrita, la verdad está mostrada por el narrador. Él ya desde un primer momento muestra la realidad. Treinta o cuarenta molinos de viento fueron descubiertos por el caballero andante y su asistente.
Esto quiere decir que toda afirmación está sujeta a ser autentificada. Otra cosa que es fundamental es la correspondencia con los hechos narrativos, por ejemplo el hecho de que finalmente Don Quijote le termine dando la razón a Sancho Panza (si bien, aduce que esto es a causa de que la magia intervino en todo esto, finalmente acepta que son molinos de viento). Toda situación ficcional autentificada (por consiguiente verdadera) forma parte del mundo posible de cada historia literaria. Así como en el mundo ficcional de Don Quijote no había ni barcos encantados ni gigantes, es totalmente correcto decir que es verídico sostener que en el mundo de Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadís de Gaula había un endriago vivito y coleando.
Consideraciones finales
Evidentemente la conformación de una novela tan larga como El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (y lo mismo para su secuela) y una novela corta como "El amante liberal" trae consigo diferencias, a pesar de haber sido creadas por el mismo escritor. La cantidad de páginas que tenía pensado escribir Cervantes le posibilitaba otra planificación de cara al texto, por ejemplo la invención de Cide Hamete Benengeli o sea un autor para las aventuras de Don Quijote. En el caso de "El amante liberal" esto no era tal, ya que al ser una novela corta tal vez no había tiempo ni espacio para brindarle a un escritor ficcional. En este aspecto podemos agregar que los capítulos dedicados a la historia de un curioso impertinente tal vez fueron pensados como una novela ejemplar. Estos detalles son importantes para la construcción del mundo ficcional representado.
Creemos que trabajar con Don Quijote es algo ya bastante utilizado, hasta un teórico checo como Doležel ha leído sus acontecimientos. Por eso nos pareció interesante poder ver algunos de los conceptos también en una de las Novelas ejemplares, justamente la que nos parece la mejor de todas. Lo que sí intentamos demostrar que si bien nunca formará parte fáctica del mundo real prácticamente Don Quijote es uno de nosotros. Es tan o más conocido que Napoleón o que Julio César. Incluso hasta más de un distraído quizás hasta pueda pensar que también es un personaje histórico. Desde nuestra óptica se lo conoce tanto a causa de que Cervantes construyó de manera excelsa el mundo ficcional del personaje, además de que sus aventuras son interesantísimas y atrapantes.
Gracias a Doležel pudimos meternos un poquito en estos mundos imaginarios que Cervantes inventaba para nosotros los lectores y analizar algunas de las pautas que podía llegar a considerar, tal vez inconscientemente, este artista español para escribir estas dos historias tan divertidas y emocionantes. Subscribimos completamente a la teoría heterocósmica. Subscribimos completamente a la idea de que tanto Don Quijote, como ese gran enamorado que se jugó todo por la mujer que quería como Ricardo son, en sus respectivos mundos, tan reales como nosotros en nuestro mundo real.
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